No todo es OpenAI ni toda la inteligencia artificial (IA) generativa es ChatGPT. El fervor por esta tecnología ha desatado la fiebre inversora por un ecosistema que en 2022 captó cerca de 1.400 millones de euros, lo que supone -según datos del propio sector- multiplicar por siete la cantidad que se recaudó el año anterior. Y alrededor de esta nueva tecnología han crecido infinidad de herramientas desde asistentes conversacionales hasta potentes detectores precoces de cánceres o enfermedades. Aunque toda la atención la centra la compañía fundada por Sam Altman, a quien por cierto despidieron el pasado viernes y acaba de fichar por Microsoft.

En pocos meses, esta empresa emergente ha pasado de ser una completa desconocida para el público en general a ser la compañía del momento gracias a su robot conversacional basado en el lenguaje natural. Con apenas ocho años de vida, OpenAI supera los 25.000 millones de valoración, aunque tardó solo cuatro años en alcanzar el estatus de unicornio, firma emergente con una valoración superior a los 1.000 millones de euros.

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Al calor de esta ‘fiebre’ han aparecido numerosas ‘startups’. «Esto es mucho más realista que el boom vivido con el metaverso, o el IoT, o el coche autónomo», señala Fernando Zallo, director de Esade BAN. «No, no hay burbuja en la inteligencia artificial», apostilla Ángel Barbero, profesor de EAE Business School.

Hasta ahora, más de una docena de empresas de IA generativa han alcanzado una valoración de más de mil millones de euros y lo han hecho gracias a la herramienta de OpenAI, ya sea por la popularización de su herramienta o bien porque han salido de la plantilla de la compañía de Altman.

Precisamente ocurre con el segundo unicornio alimentado, que no generado, por la inteligencia artificial generativa: Anthropic. Fundada en 2021, ya tiene una valoración cercana a los 4.000 millones de euros y detrás de ella está un antiguo directivo de OpenAI, Dario Amodei.

A día de hoy, la compañía se centra en el desarrollo de Claude 2, un chatbot de inteligencia artificial alternativo a ChatGPT y que ya está siendo utilizado por servicios tan populares como Slack o Notion. El contrapunto del popular asistente que ha servido a Google para no quedarse atrás en esta tecnología y se ha hecho con un 10% de Anthropic a cambio de unos 300 millones de euros.

En el último medio año varias empresas emergentes de inteligencia artificial generativa han entrado en el club de los unicornios. Es el caso de Runway, una de las dos compañías detrás de Stable Difussion, un modelo de inteligencia artificial que genera imágenes a partir de texto. Esta compañía ha triplicado su valoración en apenas medio año hasta los 1.500 millones de euros. «Esta tecnología es apabullante», apunta Zallo. «Lo que estamos viendo como usuarios de ChatGPT es algo muy genérico, pero las oportunidades que ofrecen en especialización son enormes», explica Barbero.

Después del pinchazo en el sector de las criptomonedas y el blockchain y las dudas con el metaverso, los inversores han encontrado el nuevo ‘juguete’ con el que ilusionarse.

La esperanza de que la IA sea el próximo gran descubrimiento ha creado en los inversores el FOMO o temor a perderse algo. En los últimos tres años, la inversión de las firmas de capital riesgo en esta tecnología ha aumentado un 425% desde 2020, según datos de PitchBook incluso cuando el mercado tecnológico en general cae y las grandes firmas del sector afrontan numerosos despidos en sus plantillas.

A pesar de la situación de incertidumbre económica y geopolítica, los cantos de sirena de la inteligencia artificial han enganchado a los inversores y el flujo de dinero hacia las empresas relacionadas con esta tecnología no se ha ralentizado.

En 2023 el sector de la inteligencia artificial generativa acumula ya 14.000 millones de euros en casi 90 acuerdos de financiación. «Hay que recordar que estamos hablando todavía de un segmento en gran medida incipiente», señala Zallo.

Así, nombres de empresas emergentes relacionadas con la IA generativa han entrado en los catálogos de inversión de las grandes firmas. Según María Angeles Barba, analista de News Trends en Wayra (Telefónica), ahora mismo la inversión más interesante se encontraría en una capa intermedia, es decir, ‘startups’ que se encargan de la integración de IA generativa en empresas para potenciar rediseñar, eficientar y sus procesos tradicionales.

Pero el apetito inversor no solo aparece en inversores o firmas de capital riesgo, las grandes tecnológicas de Silicon Valley también han sacado la chequera para no perder esta nueva tendencia: Apple, Microsoft, Amazon, Google y Meta ya están metidas de lleno.