Jordi Sevilla, ministro de Administraciones Públicas del Gobierno de Zapatero entre 2004 y 2007, este miércoles antes de entrar al Foro Económico de El Diario Montañés que protagonizó colgó la camiseta socialista en el guardarropa. Las siglas no estaban invitadas. Es lo que pidió al público, compartir «un desayuno en el que dejemos fuera los prejuicios y los partidismos» para afrontar los problemas de España con «pragmatismo», que fue el leitmotiv y la palabra que más repitió durante la hora y media de ponencia. El economista, que actualmente es director de contexto en la Unidad de Inteligencia de LLYC (antes conocida como Llorente & Cuenca), habló de retos que España tiene en 2024. Cuestiones como el PIB, la productividad, la pobreza, la avería del ascensor social, la necesidad de un cambio de modelo de financiación autonómica o la crisis climática. Todos ellos pormenores para los que «tenemos soluciones pero que no se ponen en práctica en muchas ocasiones» y que se enfrentan, desde su punto de vista, a un muro infranqueable común: la «creciente» polarización y la crispación de la política y la falta de interés por llegar a acuerdos comunes.

Los asistentes al Foro Económico de El Diario MontañésVer 12 fotos

En el desayuno en el Hotel Bahía de este miércoles hubo más botellas que las del agua que había distribuidas en cada una de las mesas. Había otra a la que Sevilla no paró de hacer alusión en todo momento. Esa que se puede ver medio llena o medio vacía según la perspectiva con la que se enfoque. Una que representa la situación de España. Empezó destacando lo «alegre». Titulares como: «Dentro de un escenario de desaceleración económica mundial por primera vez España está dando un resultado en términos de PIB buenos comparativamente» o que «estamos creciendo más que la media europea, que no había ocurrido nunca» con lo que «algo está cambiando en la estructura económica de nuestro país». Pero todo ello sin olvidar que no es oro todo lo que reluce». Y ese es el lado sin liquido en la botella, con «un poder adquisitivo menor que hace diez años», «el duro golpe de la inflación», «una brecha social con grandes desigualdades» y que no «acabamos de alcanzar la renta per cápita del resto de Europa». Sin olvidarnos de otras cuestiones como que mantenemos «una menor capacidad productiva, problemas con formación profesional y una inversión en I+D+i por debajo del resto de países de la eurozona.

De esta forma, aún teniendo en cuenta que «la coyuntura está yendo razonablemente bien en términos comparativos», Sevilla pugna por una visión que no sea «ni catastrofista ni triunfalista». E insiste en que ahora depende de nosotros conseguir que esa botella se llene o se vacíe al completo. Uno de los frentes que señala que hay que atajar es que «seguimos arrastrando un sistema fiscal ineficiente» y es necesario, para él, promover una «reforma» porque «con unos tipos similares a la media europea recaudamos mucho menos» y expuso que eso es algo que «se debe, entre otros factores, a que padecemos un mayor fraude y un sistema con desgravaciones más generoso». Respecto a lo cual señaló que «eso es algo que se sabe». Y ahí reside parte del «cabreo» del exministro, y es que mantiene que «muchos de los problemas tienen soluciones que no aplicamos». ¿Por qué? «Por lo mismo que sabemos que tenemos que hacer más deporte o comer mejor y no lo hacemos». Por eso y por falta de acuerdos y de convivencia política. «Se hacen informes económicos muy buenos que se guardan en cajones porque hacen falta pactos para ponerlos en marcha».

Un remar a una que es perentorio en el resto de frentes, como por ejemplo la reforma de la financiación autonómica, que lleva «bloqueada diez años» , la vivienda o la crisis climática. «Estoy seguro de que si todos los presentes pensamos diez problemas principales del país en al menos seis estaremos todos de acuerdo y también estoy convencido de que ninguno de ellos lo resuelve un sólo partido y un solo gobierno». Para lo cual hace falta un diálogo político que «se ha roto porque se piensa que es más rentable el insulto» y que ha llevado a un callejón de difícil salida como es «la polarización».

Para Sevilla esa botella «medio llena o medio vacía sólo se puede resolver a largo plazo y con grandes proyectos» porque, dejó caer, «la evolución coyuntural de la economía depende muy poco de los gobiernos de turno». Algo que no debería de sonar peregrino porque «en democracia, por pragmatismo, lo normal es pactar». De hecho, para el exministro, «sin un acuerdo PP-PSOE todo seguirán siendo anuncios». Una convivencia política que, desde su experiencia, es factible. «Yo he sido portavoz de economía en el Parlamento con Cristobal Montoro de ministro y mantengo con él una buena amistad, es posible enfrentarse y llevarse bien, es conveniente incluso». Una estampa que no ve reflejada en las sesiones de control parlamentario actuales. «Yo me he enfrentado a Rato y a Montoro, que son adversario poderosos, y jamás nos insultamos ni nos sacamos a las familias ni nada de eso».

La crispación, argumentó, sólo da alas al populismo y ha «instalarse en una confrontación en la que no haces porque está el otro, que es el malo, y si llegó yo ya lo haré». Sevilla aboga por reconducir la situación, involucrando a «todas las partes y administraciones afectadas» para dar con soluciones «de país y no de partido o de gobierno». Y en ello también involucra a la sociedad civil que debe «respaldar con soluciones y no con continuas críticas». Ese es un escenario con el que cree que España daría un paso «muy importante hacia delante» y que se vería reflejado en bienestar, en PIB, en cohesión social y está seguro que se reflejaría «bajando el nivel de abstención porque no habría que votar al menos malo». La alternativa, a ojos de Sevilla, no es halagüeña porque «si seguimos en el camino que llevamos acabaremos perdiendo todos». Pero eso sí, como él mismo dijo, será una derrota en la que «todos terminaremos con la camiseta −esa que estaba colgada en guardarropa− bien puesta».

El Foro Económico cuenta con el patrocinio de la Consejería de Economía del Gobierno de Cantabria y Unicaja Banco; así como con la colaboración de EDP, Galletas Gullón y Tanatorio Nereo Hermanos. La sede oficial es el Hotel Bahía de Santander.