El responsable de Servicios Municipales y Medio Ambiente, Javier Conde, ha insistido en que «es una oportunidad para hacer crecer el mercado» y recuperar el número de puestos que llegó a rondar: el centenar. Y es que al mercadillo no le ha venido bien el cambio de ubicación de los últimos tiempos y ese número se ha quedado, poco a poco, en 40 o 50 puestos ambulantes.

Coincide el concejal con los usuarios en que la nueva ubicación es la más adecuada, pavimentada, muy cerca del centro y de fácil acceso. Pero también coinciden en que las obras de remodelación urbanística de todo el entorno no ayudan a consolidar el crecimiento de ese mercado.

Las previsiones son llevar el número de puestos hasta los 80, al menos, cuando terminen las obras del nuevo bulevar. «Si ahora es buena, luego la ubicación será un lujo y podremos recuperar el número de puntos de venta que llegamos a tener», dijo Conde. Reconoció que las obras «le están afectando, pero cuando se urbanice todo el entorno recuperará vida, sin lugar a dudas».

Lo cierto es que las opiniones de los consumidores sobre el mercado, en general, son positivas, pero echan en falta algún puesto más y mayor variedad. Todo ello sin olvidar que el proyecto incluía en un principio la cubierta de ese aparcamiento para poner a resguardo el mercado. La proximidad del río Muriago hizo que tomara cartas en el asunto la Confederación Hidrográfica, pero la inclusión en las actuales obras de urbanización del encauzamiento de ese río permite no descartar del todo la idea, aunque a largo plazo.