Un gran jurado de Manhattan votó este jueves imputar al expresidente Donald Trump por el pago irregular de 130.000 dólares a la actriz de cine porno Stormy Daniels en 2016. El revuelo político que ha generado su imputación, sin embargo, es una polémica que lleva años gestándose en la sociedad estadounidense avivada incluso por el propio Trump, que se considera el blanco de una "caza de brujas".

La sórdida historia detrás de esta imputación, sin embargo, se remonta a hace 17 años, cuando ambos protagonistas se conocieron en un torneo de golf en Nevada para la alta sociedad, según cuenta The New York Times. Trump, que en ese momento tenía 60 años, era en ese momento era la estrella del programa El aprendiz y ella, cuyo nombre real es Stephanie Clifford- una actriz y conocida directora de cine porno de 27 años.

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Según el relato de Daniels, durante ese evento Trump la invitó a cenar a su habitación de hotel, le dijo que podía invitarla a su programa y la velada se volvió íntima. Trump niega esa versión de lo ocurrido. Más adelante, siempre según la versión de la actriz, el expresidente volvió a llamarla en alguna ocasión y se vieron al menos dos veces más en 2007, pero no volvieron a acostarse. Ni tampoco Trump la llevó al programa de El aprendiz. Esa promesa incumplida es el germen de todo lo que vino después.

Corría el año 2011 y Trump comenzaba a explorar opciones para lanzar su carrera hacia la Casa Blanca. Daniels, decepcionada porque el magnate no hubiera cumplido su promesa y no la hubiera invitado al programa, consideró aprovechar el momento de exposición pública de Trump y negoció, a través de un agente, un contrato de 15.000 dólares con la revista Life&Style para vender la historia que habían tenido juntos. Cuando la revista llamó a la empresa de Trump para recoger su versión, su abogado, Michael Cohen, amenazó con demandarles por lo que, finalmente, la historia no salió a la luz.

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Al final, Trump decidió no postularse para la presidencia de los Estados Unidos y continuó presentando su programa. Aunque en octubre la historia de Daniel saltó a los medios después de que su agente la filtrara a un blog de cotilleos para conseguir que alguna publicación pagara, ningún medio estuvo dispuesto a publicarla, por lo que la actriz negó la historia y su abogado pidió que eliminarán la publicación.

Cuando en la primavera de 2016 Trump ya estaba embarcado en la carrera presidencial, la agente de Daniels volvió a tantear a los medios de comunicación para vender su historia sin éxito, ya que ella misma se había retractado en el año 2011. Todo dio un vuelo a un mes de las elecciones, el 7 de octubre de 2016, cuando The Washington Post publicó una cinta en la que se escuchaba a por el aquel entonces candidato presidencial describiendo en términos lascivos cómo toqueteaba a las mujeres. La información que vendía Daniels, la revelación de que había engañado a su esposa con una estrella porno tres meses después del nacimiento de su hijo, era valiosa como arma política y podía entorpecer la campaña de Trump.

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En medio de esa negociación entre los editores de medios y la actriz, finalmente el editor de The Enquirer, Dylan Howard, conectó al abogado Cohen con un abogado de Daniels y negociaron un acuerdo de confidencialidad de 130.000 dólares tres días después de que saliera a la luz la famosa cinta de The Washington Post.

Cohen ha confesado durante la investigación que fue el propio Trump el que aprobó el acuerdo. El relato de los hechos que se maneja es que Cohen retiró el dinero de su línea de crédito personal con garantía hipotecaria y lo transfirió al abogado de Daniels desde una empresa ficticia que había creado. Tanto Cohen como la Sra. Daniels firmaron el acuerdo, Trump no.

Poco después, todo siguió tranquilo: Daniels permaneció en silencio y Trump ganó las elecciones. Después de convertirse en presidente, Trump y su compañía reembolsaron a Cohen el dinero del silencio y registraron falsamente esos pagos como honorarios legales, explica The New York Times.

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Sin embargo, en 2018 la actriz presentó una demanda contra el presidente y contra Cohen con el objetivo de que se anulara el acuerdo de confidencialidad y de no revelación que ella misma firmó y, cuando el mandatario la acusó en Twitter de mentir, presentó una segunda querella por difamación

La investigación judicial ha profundizado en ese pago de 130.000 euros y se ha centrado en la clasificación errónea de los pagos de reembolso del dinero al exabogado de Trump, Michael D. Cohen, que podrían considerarse como un gasto que infringe una ley de Nueva York que prohíbe la falsificación de registros comerciales.

Cohen, que ha sido condenado a tres años de prisión por su papel en el caso, se declaró culpable de los cargos presentados por fiscales federales en Nueva York de que, justo antes de las elecciones de 2016, pagó a la actriz porno Stormy Daniels 130.000 dólares y ayudó a gestionar el pago de otros 150.000 a la antigua modelo de Playboy Karen McDougal para que ambas mujeres guardaran silencio sobre sus relaciones con Trump. El mandatario niega haber mantenido ninguna relación con ambas. Los fiscales argumentaron que los pagos violaron las leyes de financiación de campaña. Cohen dijo que los desembolsos fueron ordenados por Trump, implicando al presidente en una posible violación de esta ley.