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El auge de la IA: ¿podrá la automatización redefinir el mercado laboral sin dejar a nadie atrás? Tuesday, 23 May 2023


Casi todas las actividades profesionales tienen procesos que pueden automatizarse para lograr más eficiencia. Si bien la utilización de tecnología no es algo nuevo en ningún sector, sí se está produciendo una generalización cada vez mayor en el uso de la inteligencia artificial (IA) con el objetivo de ahorrar tiempos y costes, a la vez que se aumenta la productividad. Recientemente, con la irrupción a nivel usuario de la IA generativa —como el famoso ChatGPT—, esta tendencia afecta casi por igual a los empleos intelectuales y a aquellos que requieren mayor esfuerzo físico. Ante esta nueva realidad del entorno laboral, ya afloran voces a favor y en contra de la robotización por su impacto en el mercado profesional. Al mismo tiempo, también ganan espacio en el debate público las reflexiones sobre cómo formar a los trabajadores o qué implicaciones éticas tiene esta convivencia entre humanos y máquinas inteligentes.

La relevancia del momento histórico demanda un continuo intercambio de opiniones acreditadas, razón por la que, con esta premisa por bandera, El Confidencial organizó una mesa redonda que tuvo por título El futuro del trabajo: automatización para más y mejor empleo. El panel de expertos contó con representantes de empresas afectadas por la robotización y el uso de la IA, compañías tecnológicas y académicos expertos en la materia. De esta forma, los participantes en la tertulia fueron Iñaki Ugarte, director general de Operaciones de Primera Milla de Amazon en España; Belén Martín, vicepresidenta Cloud Híbrida de IBM Consulting; Manuel Espiñeira, director de Soluciones Digital Business Technologies en Minsait, compañía de Indra, e Ignacio López Sánchez, catedrático de Organización de Empresas de la Universidad Complutense de Madrid (UCM).

Para contextualizar y entender de dónde viene el boom de la automatización, Iñaki Ugarte enumeró “tres factores" que han acelerado su penetración: "Las nuevas tecnologías de la mano de la era digital y el big data, las generaciones Millenial y Z como trabajadores migrantes o nativos digitales y el contexto internacional que, tras la pandemia y el complejo panorama geoestratégico, está obligando a relocalizar la industria”. Respecto a la cuestión de si la robotización eliminará puestos de trabajo, tuvo clara su respuesta: "Lejos de que haya menos trabajo para las personas, realmente se están creando nuevos puestos".

La duda lógica es qué tipo de empleos se están generando con la irrupción de la IA en los entornos laborales. En este sentido, fue Belén Martín quien aportó ejemplos: “Solo en los últimos tres meses, han aparecido dos perfiles que lo están revolucionando todo. Uno de ellos es el prompt engineer, personas especializadas en preguntar a las inteligencias artificiales —funcionan como una especie de instructor— y cuya traducción al español podría ser ingeniero de peticiones. El otro es el entrenador ético de algoritmos, y su función es evitar los sesgos sociales”. La vicepresidenta Cloud Híbrida de IBM Consulting aclaró que “a pesar de que parecen perfiles relacionados únicamente con las disciplinas CTIM —ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas— igualmente hay perfiles de letras como lingüistas o filósofos, lo que abre un abanico de posibilidades ilimitado”, remarcó.

"En los últimos tres meses han aparecido perfiles como el ‘prompt engineer’ y el entrenador ético de algoritmos", Belén Martín (IBM)

Por su parte, desde Minsait, empresa filial de Indra, consideran que “la automatización será parcial en la mayoría de los puestos de trabajo”, tal y como especificó su portavoz en la tertulia. “Aproximadamente, el 60% de los puestos tiene posibilidades de automatización en parte de sus tareas, pero solo el 7% de ellos es realmente automatizable en más de un 50% de sus procesos”, matizó Manuel Espiñeira para después recordar que “en la década de 1950, existía en EEUU un catálogo de puestos de trabajo susceptibles de desaparecer con la automatización de aquel entonces. El listado incluía 270 empleos y, sin embargo, tan solo desapareció la profesión de ascensorista”. Para exponer en mayor detalle su previsión de futuro, concretó que “la clave es la calidad del análisis de la información que puede hacer un profesional con mecanismos de IA, ya que le permite tomar decisiones de alto nivel como puede ser un mejor diagnóstico en el caso de un médico. No obstante, esto evidencia que los médicos continuarán existiendo como profesión”, aseguró.

Iñaki Ugarte (Amazon) y Manuel Espiñeira (Minsait).
Iñaki Ugarte (Amazon) y Manuel Espiñeira (Minsait).

Con este punto de vista coincidió Ignacio López Sánchez. Para el catedrático de Organización de Empresas de la UCM “hay determinados puestos de trabajo que tienen un porcentaje relativamente elevado de tareas repetitivas y, por lo tanto, automatizables, pero otros no tanto. Esto obligará a las empresas a reorganizar y definir nuevos perfiles que, en algunos casos, tengan como copilotos a inteligencias artificiales”, destacó. Asimismo, el profesor lanzó un guante recogido por el resto de los participantes en el coloquio: “¿Seremos capaces de dar a los trabajadores la formación adecuada para desempeñar estas nuevas tareas que vienen? Y lo que es más importante: ¿Qué haremos con las personas cuyos puestos desaparecerán? ¿Podrán ser recicladas y formadas para ejercer en los nuevos perfiles?”, preguntó.

Recualificación, flexibilidad educativa y supervisión ética

Bajo la perspectiva de Iñaki Ugarte, “cada vez que aparece una nueva tecnología disruptiva, se plantean las mismas cuestiones y la respuesta debe ser contundente: no se puede dejar a nadie atrás”, subrayó. “Pero la cuestión del reeskilling tiene un hándicap —continuó—, y es el sistema educativo, ya que le falta agilidad a la hora de adaptarse a las nuevas necesidades”. Belén Martín se mostró coincidente y confirmó que “reentrenar a los trabajadores es, efectivamente, la única forma de mantener esos puestos de trabajo afectados y, además, apostar por ellos mediante la formación es algo que genera sentido de pertenencia, lo que es realmente útil dentro de la empresa”, señaló.

"El 60% de los empleos automatizará parte de sus tareas, pero solo el 7% lo hará en más de un 50% de sus procesos", Manuel Espiñeira (Minsait)

Para evidenciar el cuórum en este tema, también Manuel Espiñeira apuntó que “el currículo académico requiere más flexibilidad, especialmente cuando afecta a nuevas tecnologías”. “Hasta el momento, el sistema universitario enseña a pensar, pero son las empresas las que enseñan a poner en práctica lo aprendido”, precisó. Este razonamiento lo completó su compañero de tertulia López Sánchez cuando reivindicó que “las adaptaciones deberían ser rápidas, así como la identificación de qué puestos se demandan. Esto no lo podemos hacer desde el entorno académico, son las compañías las que deben poner encima de la mesa sus necesidades como generadoras de riqueza y empleo que son y comunicárselo a las universidades. Aun así —insistió el catedrático de la UCM—, continuará existiendo, al menos por el momento, el problema de que las enseñanzas regladas son especialmente difíciles de modificar en España y Europa”.

Ignacio López Sánchez (UCM) y Belén Martín (IBM).
Ignacio López Sánchez (UCM) y Belén Martín (IBM).

En el último tramo del debate se coló un tema clásico cuando se habla de automatización e IA: las implicaciones éticas. “Se ha demostrado que cuando se entrenan inteligencias artificiales se trasladan los sesgos sociales que tenemos los seres humanos. Quedan huellas del desarrollador en la propia tecnología. Existen muchos ejemplos en las últimas décadas. Uno de los mayores desafíos es, precisamente, garantizar que esto no suceda”, admitió Belén Martín. Como solución a este problema, Iñaki Ugarte aconsejó “utilizar a las personas como herramientas, es decir, conformar grupos variados y representativos en los que la diversidad social esté garantizada para evitar la traslación de sesgos a la IA”.

Otra solución complementaria, esta vez apuntada por Ignacio López Sánchez, es “crear organismos supervisores, como ya sucede en otros ámbitos donde existen entidades como la Comisión Nacional del Mercado de Valores o el Banco Central Europeo, por ejemplo. Eso sí, se trataría de supervisar, no de regular”. Suscribió sus palabras Manuel Espiñeira y añadió que “la regulación excesiva puede limitar el propio desarrollo de la IA y otras tecnologías asociadas”. Para concluir, el experto de Minsait explicó que “el verdadero desafío es alcanzar un punto de equilibrio en materia de regulación”.

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