Las autoridades iraníes liberaron el domingo al último español que permanecía detenido en el país, Santiago Sánchez Cogedor. Fue arrestado el 2 de octubre de 2022, poco después de entrar en la República Islámica, acusado de cargos que nunca han sido desvelados aunque su apresamiento se produjo tras visitar en Saqqez, en el Kurdistán iraní, la tumba de Mahsa Amini, la joven iraní que murió mientras se encontraba bajo custodia policial por llevar mal puesto el velo.

Sánchez Cogedor ha pasado casi quince meses encarcelado en un presidio iraní. Había iniciado su aventura el 8 de enero de 2022 en San Sebastián de los Reyes. Su objetivo era cubrir a pie los casi 7.000 kilómetros que hay entre Madrid y Catar. Quería visitar ese país para asistir al Mundial de Fútbol, que se celebró del 20 de noviembre al 18 de diciembre de ese año. No llegó. Su viaje se detuvo en Irán. Tras visitar la tumba de Hahsa Amini, participó, al parecer, en una manifestación de protesta por su muerte. Fue detenido, al igual que la activista gallega Ana Baneira Suárez, liberada en febrero de 2023. Sánchez Cogedor ha tenido que esperar hasta el final del año para salir de la cárcel.

«La Embajada de la R. I. de Irán se complace en informar de la liberación de Santiago Sánchez Cogedor, el único ciudadano español preso en Irán», escribió en la red social X un portavoz de la embajada iraní en España. «Su liberación se realiza en el marco de relaciones amistosas e históricas entre los dos países y en cumplimiento de las leyes», añadió la delegación, sin dar más detalles.

Sánchez Cogedor, un fanático de fútbol, nunca pensó que su viaje iba a tener este guión: lo que parecía destinado a ser una aventura se convirtió en un calvario. Fue acusado de espionaje, aunque las autoridades iraníes nunca presentaron oficialmente cargos contra él. La familia dejó de recibir noticias de él unas semanas antes de la inauguración del Mundial. En una última publicación el 1 de octubre en Instagram, donde relataba su viaje, dijo que se encontraba en un pueblo del norte de Irak y que estaba a punto de entrar a Irán.

Pocos días después, el Ministerio de Relaciones Exteriores español informó a la familia de que había sido detenido, según declaró a AFP su madre, Celia Cogedor, a finales de octubre. Irán estaba envuelto en una ola de protestas tras la muerte el 16 de septiembre de 2022 de Mahsa Amini, una mujer kurda iraní de 22 años, tres días después de haber sido detenida por la policía de la moral por presuntamente haber violado el código de vestimenta impuesto a las mujeres.

Irán acusa sobre todo a Estados Unidos, su enemigo jurado, de estar detrás de las protestas posteriores. En este contexto, las autoridades iraníes anunciaron a finales de septiembre haber detenido a nueve extranjeros, de países como Polonia, Italia, Francia y España, en relación con los disturbios. En Irán hay decenas de europeos presos sin que hayan sido sometidos a juicio. Fuentes diplomáticas occidentales consideran que este tipo de detenciones son una medida para forzar a la Unión Europea a suavizar las sanciones impuestas al régimen islámico.

Europeos encarcelados

No hay una cifra oficial de ciudadanos europeos encarcelados en Irán. Las autoridades de Teherán tardan semanas o meses en confirmar una detención y los gobiernos occidentales no suelen hacer públicos esos arrestos para facilitar que las gestiones de las liberaciones sean más discretas.

Cuando Sánchez Cogedor fue detenido en octubre de 2022, el Center for Human Rights in Iran (CHRI), con sede en Nueva York, cifraba en al menos 20 los occidentales presos en esta república islámica. La mayoría tenían doble nacionalidad por lo que las autoridades locales no les reconocían la condición de extranjeros ni permitían la intervención de las embajadas. Un mes después, el portavoz del Poder Judicial de Teherán informó de que había 40 extranjeros detenidos por las manifestaciones en favor de Mahsa Amini. Entre ellos estaban dos españoles, Ana Baneira y Santiago Sánchez Cogedor, el último en ser liberado.