Los supermercados Carrefour ya no seguirán vendiendo productos de la multinacional estadounidense PepsiCo a causa, según la compañía de distribución gala, de que está repercutiendo «aumentos inaceptables» en sus precios. Por esta razón, de manera progresiva empezarán a desaparecer de sus lineales los productos de la multinacional estadounidense, entre los que destacan los refrescos de Pepsi-Cola y 7Up, otras marcas de bebidas como Gatorada, Aquafina y el gazpacho Alvalle, o los aperitivos de Lays, Ruffles, Doritos, Cheetos y Matutano.

El primer país donde se ha llevado a cabo esta medida es Francia, aunque según un portavoz de la cadena comercial consultado por Reuters, se extenderá en las próximas semanas a otros tres países europeos: España, Italia y Bélgica, aunque desde Carrefour España no han manifestado aún nada al respecto. En todo caso, la empresa gala ha comenzado ya a colocar carteles explicativos en los lineales de sus establecimientos en el país vecino. «Ya no vendemos esta marca debido a los aumentos inaceptables de los precios», rezan los mismos.

La gran superficie europea tampoco ha aclarado en qué momento dejará de haber productos de PepsiCo en sus centros, esto es, si los productos que ahora mantiene a la venta se retirarán de manera directa o sencillamente no se repondrán una vez se agoten, lo cual sería cuestión de días o alguna semana según la demanda de cada referencia entre los consumidores.

La compañía norteamericana ya advirtió en octubre pasado de que tenía previstos incrementos «modestos» de los precios este año. En este sentido, PepsiCo revisó al alza tres veces sus previsiones de ingresos en 2023 gracias a las subidas de precios acometidas y que no afectaron a la demanda de sus artículos, informa Europa Press.

Esta medida se asemeja a la adoptada en septiembre del año pasado por Carrefour. Entonces incluyó advertencias en varios productos de la marca de chocolates Lindt o de la bebida de té Lipton (precisamente distribuida por PepsiCo) para informar de que las empresas fabricantes habrían reducido la cantidad consumible de los mismos al tiempo que elevaban sus importes de venta al público. Esta práctica se denomina reduflación y es muy criticada por las asociaciones de consumidores por su efecto engañoso sobre el comprador.