Más concretamente, el jefe político de la OTAN se ha referido a la iniciativa de Bruselas para crear una estrategia de Defensa europea, en la que quiere invertir 1.500 millones de euros hasta finales de 2027 para impulsar el desarrollo y la producción en el sector. Uno de los objetivos de este plan es optimizar los gastos e invertir mejor. Tal y como defendió la comisaria de Competencia, Margrethe Vestager, «en Europa tenemos hasta cuatro tipos diferentes de cada arma, lo que crea redundancias e ineficiencias» en comparación con otros países como Estados Unidos.

Stoltenberg ha «dado la bienvenida» a la intención de acabar con la «fragmentación de la producción militar». La fabricación de muchos modelos diferentes «aumenta el coste de producción de las armas y sus componentes», ha destacado, por lo que un avance en ese sentido, será beneficioso también para la OTAN. Sin embargo, ha subrayado que «es importante recordar que la Alianza Atlántica es la organización que debe imponer los objetivos de capacidad y de gasto».

El noruego, conocido por su prudencia y calma durante sus intervenciones, ha cargado contra Bruselas asegurando que «no podemos tener a la Comisión Europea y a la OTAN marcando la política de Defensa y los objetivos de los países europeos». De este modo, ha apuntado que «no puede haber dos instituciones para fijar cuántos tanques, buques de guerra... debe tener un país. Definir los estándares y las necesidades de demanda es la responsabilidad principal de la OTAN», ha zanjado. Además, ha recordado que la UE sólo supone el 20% del gasto total en Defensa de la Alianza.