San Cipriano ejerció este lunes de santo patrón sacando el sol de paseo en una mañana espléndida para ir de romería. Los peregrinos lo agradecieron y disfrutaron de una fiesta montañesa como pocas, una jornada perfecta para hacer valer el amor por la tierra y las tradiciones al ritmo del pito y el tambor en la pradera alta de Cohicillos, en la que los picayos robaron protagonismo al propio patrón. El alcalde de Cartes, Agustín Molleda, ratificó ese gran día asegurando que era una de las ediciones más multitudinaria que recordaba, «con muchísima gente en una campa de San Cipriano que está como merece estar».

Lo decía rodeado de romeros ataviados al uso, una nutrida escolta de peregrinos de todas las edades, sexo y condición, muchos repitiendo su participación en el Día de las Albarcas, con ropa de la romería tradicional: blusón, pantalón de mahón y pañuelo al cuello para acompañar al santo en su peregrinación hasta la ermita a la que da nombre en Cohicillos, en el municipio de Cartes.

Los fieles resistieron el envite del calor guardando fila para refrescarse y no dejar de probar el agua fresca de una fuente que forma parte de la tradición, a la que dan nombre sus doce caños, que ayer no daban abasto. La fe, las botas de vino y la música pusieron el resto para reunir en la procesión y en la fiesta posterior a numerosos devotos dispuestos a perpetuar una celebración catalogada como Fiesta de Interés Turístico Regional que pugna por mantener su importancia.

San Cipriano afianza la romería montañesaVer 14 fotos

Así lo destacó el regidor, adelantando que «vamos a dar un paso adelante», remitiendo una carta a la presidenta de Cantabria, María José Sáenz de Buruaga «para que reflexione sobre una romería diferente que se merece un tratamiento diferente, hay que hablar del salto de calidad que necesita San Cipriano, de esa aportación económica necesaria si es cierto que queremos conservar las costumbres y tradiciones». Será una carta «para reflexionar sobre qué fiestas han de ser de Interés Regional y pensar que, si efectivamente queremos proteger y difundir la cultura montañesa, no creo que haya ningún escaparate mejor que éste».

Un mensaje que tuvo la oportunidad de compartir con los consejeros de Presidencia, Justicia, Seguridad y Simplificación Administrativa y de Economía, Financiación Autonómica, Hacienda y Fondos Europeos, Isabel Urrutia y Luis Ángel Agüeros, respectivamente, así como con la presidenta del Parlamento, María José González, diputados regionales, alcaldes, como el de Torrelavega, Javier López Estrada, y concejales de distintas corporaciones municipales.

Hubo también una amplia representación de todo el arco político que agradeció el alcalde, aunque insistió en que «aquí los importantes son los cientos de romeros que nos acompañan cada año ataviados al uso, los que por acción y devoción nos ayudan a mantener el costumbrismo y tipismo de esta fiesta».

Policía Local, Guardia Civil, servicios sanitarios y Protección Civil dieron cobertura a los romeros llegados desde Torrelavega, Los Corrales y San Felices, Iguña y Cieza, Cabezón y Puente San Miguel, Reocín, Polanco o Mazcuerras. Sobre las doce del mediodía, el santo patrón tocó suelo en su ermita y la misa solemne dio paso a la romería, que combinó pito, tambor y pandereta con los aplausos del gentío congregado en la pradera. El cansancio y el calor se notaron y hubo que guardar fila para aprovechar el agua fresca de la fuente de los doce caños. Se bebió de la fuente y, para no dejar ningún cabo suelto en la tradición, se aprovecharon las ramas de avellano para ensartar las no menos tradicionales rosquillas de San Cipriano.