Pese a la incesante lluvia, los vivas a España y al Rey sonaron con fuerza este sábado en Torrelavega. En unos tiempos convulsos en los que el tenso debate político se vuelve a centrar en la unidad del país, más de doscientos civiles juraron bandera en un acto militar, el más solemne de los que organiza el Ejército. Amas de casa, empresarios, políticos, exmilitares, comerciantes..., hombres y mujeres, personas de todas las edades y condiciones besaron la enseña nacional y se comprometieron en la defensa de España.

La parada militar se celebró en el Bulevar Demetrio Herrero, engalanado para la ocasión, y fue presenciada por cientos de personas, algunas desde ventanas, terrazas o balcones. De presidirla se encargó Juan Carlos Fernández, coronel jefe del regimiento de infantería Garellano, con sede en Munguía (Vizcaya). En el evento participaron cerca de 200 soldados, algunos procedentes de otras unidades.

Mientras se juraba bandera, dos bandas de música interpretaron canciones militares. Después se realizó una emotiva ofrenda a los caídos y, para finalizar, los soldados, empapados por la lluvia, desfilaron ante el público, que los despidió entre aplausos. El coronel tomó la palabra para expresar su agradecimiento, especialmente a los jurandos: «Este compromiso con la defensa de España, con la Constitución y el Rey, tiene un valor especial en estos tiempos difíciles. No todo el mundo se atreve a dar el paso y vosotros lo habéis hecho orgullosos de ser españoles. Esta emoción no la vais a olvidar el resto de vuestra vida».

La jura de bandera se realizó ante dos enseñas para hacerla más ágil. El primero de una de las colas era Manuel Alonso, de 80 años, que no ocultaba su emoción: «En la mili me enamoré del Ejército y regresé a casa como un militar frustrado. Estoy muy orgulloso de estar aquí y ver a la unidad de música de mi división, la de San Marcial de Burgos».

«Me siento español por encima de todas las cosas», decía Andrián, que acompañaba a su padre, Luis Alberto Villegas, y a una amiga de la familia, Sonia Peña, que tenía la «espinita clavada» de no haber podido jurar bandera mucho antes porque «en mi época las mujeres no podían ir a la mili y siempre quise comprometerme con mi patria».

Desde Asturias se desplazó con su mujer y sus dos hijas José Luis Cerra, deseoso de «rendir honores» a la bandera de su país. «Es una forma de educar en valores a nuestros hijos. El patriotismo es algo que tenemos que fomentar. En mi familia está muy arraigado», señalaba. Justo detrás compartían paraguas Fernando y María Ángeles, que se conocieron en la fila. Ella también estaba emocionada: «Me preguntan por qué hago esto y yo les contesto que por qué no. Soy española y me hace muchísima ilusión». Fernando, que hizo su servicio militar en la Legión, mostraba el color rojo y gualda de la bandera en una pulsera, en el reloj... «El que ha sido legionario lo será hasta que muera», sentenciaba.

Tanto el alcalde en funciones, José Luis Urraca, como el delegado de Defensa en Cantabria, Emiliano Blanco, mostraron su satisfacción por el éxito de la iniciativa.