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Manu Marlasca, entre ‘pepinillos’ y ‘caimanes’ Thursday, 04 April 2024


«Matamos de forma muy chapucera», dice el veterano sabueso de la información criminal, que se pasa a la novela negra / «Hablo de las profundas heridas y cicatrices que los peores crímenes dejan en quienes deben resolverlos», dice el autor de ‘Tú bailas y yo disparo’


Miguel Lorenci

Miguel Lorenci

Madrid

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Jueves, 4 de abril 2024, 16:28

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En el argot policial los ‘pepinillos’ son los agentes novatos y con poca experiencia en la calle. Los ‘caimanes’ son veteranos con espolones, intuición y una sabiduría avalada por la experiencia. Entre ambos se mueve Manuel Marlasca (Madrid, 1967), un veterano sabueso de la información criminal y de sucesos que se pasa a la novela negra con ‘Tú bailas y yo disparo’ (Destino). Lleva más de tres décadas en los medios escribiendo y hablando de crímenes e investigaciones. Tratando con jueces, forenses y sobre todo con unos policías «a quienes el mal deja profundas cicatrices».

Antes de saltar a la ficción, Marlasca publicó seis libros de ‘true crime’ y un cómic al alimón con Lorenzo Silva sobre ‘El solitario’, el activo y escurridizo atracador de bancos. Lector irredento, dice tener un «reverencial respecto» por la literatura que le había impedido «hasta ahora» convertirse en novelista.

«He hecho un enorme esfuerzo por encerrar al periodista y mantenerlo bajo siete llaves», dice el narrador debutante, hijo de otro maestro del periodismo criminal. Su primera novela «es una historia de policías más que una novela policíaca». «Hablo de las cicatrices, de las heridas profundas que los peores crímenes dejan en quien tienen que resolverlos», aclara.

Cree que «por fortuna, matamos de forma muy chapucera». «El 95% de los crímenes se resuelven con cierta presteza y esa ‘chapucería’ criminal que hay tras la mayoría de estos delitos facilitan su solución», asegura.

Sus policías, sin embargo, se enfrentan a un macabro crimen muy sofisticado, a punto de quedar sin solución y perpetrado por una mente muy capaz. «Un crimen pendiente es siempre un mal asunto que nos pesa a todos», señala recordando el de las niñas de Alcácer.

Bar de maderos

Jimmy Valle, Luis Mangas y Paula Vicente, agentes de distintas generaciones, deben esclarecer el crimen junto a Julia Zaldívar, inspectora especialista en redes de trata de mujeres y pieza clave para la resolución.

Marlasca se cita con la prensa en un bar de Canillas, al noreste de Madrid, ‘El bulevar’, pegado al mayor complejo policial de la capital y que frecuenta desde hace tres décadas. «Nadie lo conoce por su nombre. Para los habituales es ‘El bombazo’. Siempre se dijo que en los años más duros de ETA habría sido un objetivo terrorista», apunta.

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Los ‘pepinillos’ de su novela son policías «musculados, atiborrados de proteína, pintones, con estudios, que hablan idiomas y parecen modelos, pero a los que les faltan varios herbores». Una experiencia que aportan los ‘caimanes’, veteranos curtidos en mil batallas. Ambos conviven en el Gurpo X de homicidios de la Brigada de Policía Judicial.

Robar el alma

«He robado un poco el alma a estos policías», explica Marlasca sobre algunos inspectores «que solo creen en Led Zeppelin y en el Real Madrid», como los de su novela. Condecorado tres veces por los ‘maderos’ y con la cruz al mérito policial con distintivo blanco, cuenta como sus policías «se asoman al abismo, que a veces les devuelve la mirada». «El dolor que provoca el mal carga una mochila pesadísima y cada vez más difícil de acarrear», señala.

Lejos de cualquier maniqueísmo, no cree que en el mundo del crimen todo sea blanco y negro. «El mayor hijo de puta, el peor asesino, tiene una parte buena: un hijo, una madre o un perro al que quiere», dice. «Hasta el criminal más abyecto tienen esa pizca de bondad, y la persona más bondadosa puede ser un asesino ante un chispazo o un cruce de cables» dice el creador de unos personajes «con sombras y zonas grises» en una ficción «sin superhéroes ni supervillanos» que «habla de capacidad del mal para corromper y de la entrega incondicional de quienes se dedican a hacer justicia».

Manuel Marlasca, condecorado tres veces por la Policía.
Manuel Marlasca, condecorado tres veces por la Policía. Carlos Ruiz

Hay criminales en todas partes, pero son bastante patosos y les damos una pátina de un oropel que no tienen», asegura este sabueso y conocedor del mal que echa pestes de algunos subgéneros del ‘noir’. «No me gustan las novelas negras nórdicas, salvo las Maj Sjöwal y Per Wahlöö, y tampoco las que meten gusanos en el cerebro de las víctnmas», dice lanzando una dentellada al cuello de Carmen Mola.

Cree que, como dice el tópico, que la policía española «es muy buena, eficiente y ejemplar en asuntos como la lucha contra el yihadismo o el cibercrimen». Pero apunta y lamenta una debilidad: su lucha contra el crimen organizado. «No podemos permitir que la Costa del Sol sea el ‘hub’ del crimen internacional que distribuya droga en Europa y decide cuánta coca entra en los Países Bajos, en Francia o Italia».

Reportero de sucesos desde 1988, Marlasca copresenta desde 2008 ‘Territorio negro’ en Onda Cero, el espacio más vetranao del género. Fue jefe de investigación en ‘La Sexta Noticias’ de 2012 a 2023. Hoy forma parte del equipo de Unicorn TV y tiene un espacio diario en el programa de Telecinco ‘TardeAR’.

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