Esta cascada es la única de Cantabria que mana sobre toba, lo que es posible porque las aguas están sobresaturadas de carbonatos. La zona es un lugar de habitual peregrinaje porque se ubica a tan solo diez minutos andando del pueblo de Villaescusa de Ebro. Es una ruta sencilla, adaptada para todo tipo de público, expertos y no expertos. El gran salto de agua y el aumento del caudal han dado vida en la espectacular catarata que puede ver en el vídeo de Carlos López Saiz que acompaña esta información.

Cerca del Monte Hijedo, Villaescusa del Ebro es la última población cántabra en la frontera burgalesa y donde comienzan los agrestes Cañones del Ebro. Dignas de visitar son los Chozos del Tobazo, unas singulares cabañas de piedra pastoriles, y la cascada. En el caso del camino que lleva, se asciende hasta la parte alta de los cañones. Después de un kilómetro y medio se llega a un antiguo poblado, en el que todavía se pueden ver restos de las paredes de pequeñas construcciones, todas muy juntas y con tamaño suficiente como para ser viviendas.

En lo alto, el páramo calizo de La Lora, aparte de marcar los límites por el Sur, sirve de sumidero para algunas corrientes subterráneas que terminarán por desaguar al Ebro. Una de estas surgencias da lugar a una cascada de gran belleza: el Tobazo.

El nombre le viene del tipo de material: toba caliza. La cascada sorprende al viajero que circula por la carretera que, a lo largo del cañón, atraviesa la comarca de Valderredible en dirección Orbaneja del Castillo, Escalada y la carretera nacional 623 Burgos-Santander. Sin embargo, lo verdaderamente interesante es acercarse a contemplar de cerca los muchos aspectos interesantes de este lugar. Para ello hay que dirigirse al pueblo de Villaescusa de Ebro y seguir una senda por la orilla del río que pronto asciende al lado de la cascada hasta llegar a la parte más alta.