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La línea de alta tensión Astillero-Cacicedo «garantiza» el suministro de Cantabria Friday, 03 March 2023


Miguel Ángel Revilla apuesta porque el futuro de la región pase por generar renovables y confía en que el proyecto en Aguayo sale «sí o sí»


Una obra «imprescindible» para las empresas que garantizará el suministro del arco de la Bahía y del conjunto de la región. Así definió el presidente del Gobierno de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, la línea subterránea de 220 kv que une Astillero-Cacicedo y que Red Eléctrica inauguró este jueves en un acto que tuvo lugar en la subestación de Cacicedo. Durante la presentación, Revilla apostó porque el futuro de Cantabria pase por generar energías renovables y defendió que, por ello, el proyecto de Repsol en la central hidroeléctrica de Aguayo «tiene que salir sí o sí».

El presidente del Ejecutivo cántabro acudió a la inauguración de la nueva línea subterránea de 8,1 kilómetros que discurre bajo tierra entre Cacicedo y El Astillero y que ha implicado una inversión total de 28 millones de euros. Se trata de un proyecto de Red Eléctrica –la empresa de Redeia encargada de la operación y transporte del sistema eléctrico de España–, que fue presentado como la medida «estratégica» para garantizar el suministro de la región y contribuir al desarrollo sostenible de la Comunidad.

Al acto asistieron también la presidenta de Redeia, Beatriz Corredor, la delegada del Gobierno, Ainhoa Quiñones, el presidente del Parlamento de Cantabria, Joaquín Gómez, y el consejero Javier López Marcano, entre otros. Se habló, como defendió la compañía, de un proyecto que ha evaluado «todas las alternativas» y ha incorporado «las propuestas de los ayuntamientos» por lo que se calificó como una «infraestructura de consenso».

La presidenta de Redeia mostró el compromiso que tiene Red Eléctrica por «mejorar la vida de la gente», aunque eso –dijo– genere «algunos inconvenientes» cuando discurre por barrios que han sufrido las obras. Por eso, Corredor dirigió un mensaje «de tranquilidad» a los vecinos, a quienes también mostró su «agradecimiento». En la compañía eléctrica, dijo, «procuramos dejar el territorio con mejor calidad de vida que cuando llegamos» y «nos preocupamos por la salud».

Además, la presidenta de Redeia aseguró que obras como estas responden a la planificación de proyectos que se deciden desde el Congreso y, en base a ello, anunció, no será esta la única inversión que se lleve a cabo. Así, citó la mejora de la línea Palencia-Santander, que hará posible la integración de las energías renovables, así como otras en Solórzano y Aguayo, que perseguirán este mismo objetivo.

Por su parte, la delegada del Gobierno defendió que se trata de una infraestructura que «no solo es importante por la inversión», si no «por su cometido», ya que de ella depende el suministro de prácticamente un tercio de la población de Cantabria. Una actuación «esencial para los ciudadanos» y «fundamental» para mejorar la calidad de vida, calificó.

Por su parte, Revilla enfatizó el discurso en la apuesta de su gobierno porque Cantabria genere energías renovables y citó algunas actuaciones que harán que la región «no se quede fuera» de este propósito. Pero primero comenzó su intervención haciendo un guiño a la relación y buena sintonía que le une desde hace años con la presidenta de la compañía, desde la etapa en la que ocupó el Ministerio de la Vivienda. Una etapa «extraordinaria», aseguró Revilla, que luego volvió a dirigirse a ella diciendo, «Me invitaste a comer y pagaste».

Chascarrillos que vienen desde su último paso por el programa de televisión El Hormiguero al margen, el presidente aseguró que «toda obra origina problemas», pero «lo que está claro –apostilló– es que tenemos que tener electricidad». Por eso, el presidente de Cantabria defendió el modelo «soterrado» de esta actuación que ahora se pone a disposición de las necesidades de la región, que ha sido «respetuosa con el entorno».

A su juicio, Cantabria no genera energía renovable y «nosotros queremos producir mucha». En este sentido, el presidente se refirió al proyecto de ampliación de la central hidroeléctrica de Aguayo, el macroproyecto de 600 millones de euros, que «tiene que salir sí o sí». Revilla, que solicitó apoyo a la presidenta de la compañía porque, dijo, responde a «un interés general», afirmó que gracias a esta actuación se podrá aumentar la potencia de bombeo de 250 megavatios a 1.400, el «equivalente» a lo que genera «una central nuclear». Eso sí, en este caso, aventuró, «no va a haber ninguna pancarta».

Para Revilla, la obra que Red Eléctrica puso en funcionamiento es «imprescindible» para las empresas pues, «si no hay energía no vienen empresas, si no hay agua, no vienen empresas y son temas «fundamentales que tenemos que llevar a cabo más allá de que coyunturalmente haya protestas».

Este nuevo trazado, aseguró el presidente, «garantiza el suministro eléctrico de Cantabria», teniendo en cuenta «el futuro que se avecina de una región que pasará de no tener nada de energía renovable a tener adicionalmente 1.400 megavatios más».

Un proyecto de 28 millones de euros, que deja atrás un fuerte rechazo en la calle

Pese a los parabienes con los que la línea de alta tensión de Red Eléctrica fue presentada en la subestación de Cacicedo, este proyecto llevaba años arrastrando un fuerte rechazo popular. Especialmente entre aquellos vecinos –y se contaban en más de un millar– que se vieron afectados por las obras. Se trata de los afectados que viven en Boo de Guarnizo, Cacicedo, Herrera o Revilla de Camargo y que no querían que el trazado discurriera a escasos metros de sus casas. en los últimos años pidieron estudios privados sobre la influencia que esta instalación tendría sobre su salud; hicieron fuerza común a través de una plataforma. Pero ni las alegaciones, ni las firmas recogidas ni tampoco sus protestas sirvieron para hacer cambiar de rumbo al ‘gigante’ de Red Eléctrica. Al final, sus reivindicaciones terminaron diluyéndose prácticamente al mismo ritmo que daban comienzo las obras. En la jornada de este jueves, parte de los discursos tanto de la compañía como del Gobierno regional se refirieron a ese clamor popular. Al de las pancartas. Hablaron de «algunos inconvenientes», también de «lo normal» que es que surjan protestas cada vez que se inicie una obra... Pero, «a día de hoy», apostilló Revilla, «la mayor parte de la gente acepta que esto era inevitable». Y eso que era inevitable porque «lo que está claro, es que tenemos que tener electricidad».

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