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"Te conozco, pero no me acuerdo". Así es la vida con ceguera facial Sunday, 21 May 2023


Seguro que más de una vez en la vida te has cruzado con alguien y has sentido el impulso de saludar porque te sonaba de algo, pero no sabías muy bien de qué. Del mismo modo, te habrá sucedido lo contrario: vas por la calle andando y alguien se acerca a saludarte y empieza a hacerte preguntas de las que no tienes ni idea. En ese caso, te limitarás a asentir con la cabeza algo contrariado. ¿Quién es dicha persona y por qué sabe tantas cosas sobre mí?

Estos dos fenómenos tienen en común la incapacidad para reconocer e identificar rostros de personas con las que hemos tenido trato reciente, y su opuesto: tener la sensación de que una cara extraña la reconocemos y nos es familiar. Como si fuera una especie de distorsión de nuestro sistema reconocimiento facial, la prosopagnosia se define como esa condición (que no trastorno o enfermedad) por el que somos incapaces de recordar caras ajenas de personas con las que tenemos un trato cotidiano. Afecta a solo un 2,5% de la población mundial, pero abundan los casos sin diagnóstico al tratarse de un fenómeno tan extraño para el sujeto que lo sufre, que suele pensar que no es nada preocupante.

"Hay muchas personas que tienen problemas visuales después del covid. Algunas han informado cambios en su visión del color y otras tienen dificultad para orientarse"

Sin embargo, en casos graves, las personas pueden ser incapaces de identificar a sus propios familiares o amigos con los que convive diariamente, lo que sin duda repercute de forma muy negativa en su calidad de vida personal y social. Se cree que en la mayoría de los casos aparece después de algún tipo de lesión cerebral o enfermedad como la encefalitis. Por supuesto, también se relaciona como síntoma de enfermedades como el Alzhéimer. Pero algunos sujetos simplemente empiezan a darse cuenta en su etapa de madurez de que no son tan buenos reconociendo caras y el problema que eso conllevará para su vida adulta.

Foto: Foto: iStock.
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Otros lo sentirán como síntoma reciente íntimamente relacionado con las secuelas de haber pasado el coronavirus. De ello se hacía eco recientemente el rotativo británico The Guardian, que mencionaba en un artículo un estudio de investigadores del Darmouth College en Estados Unidos en el que se relaciona la ceguera facial como síntoma de larga duración de la enfermedad contagiosa que paralizó al mundo en 2020. "Creemos que hay muchas personas que tienen algún tipo de problema visual después de contraer el covid-19", reportaron. "Algunas han informado cambios en su visión del color y otras tienen problemas con la orientación urbana, reconocen calles que les resultan familiares y se pierden cuando van a algún sitio".

"Puedo reconocer a mi esposa si entro en casa y sé que está allí. Pero si en la calle pasa a mi lado y no tengo en mente que pueda estar ahí, no la reconocería". Este es el crudo testimonio de David Bromley, un ciudadano británico de avanzada edad que participó en un antiguo reportaje de la BBC. Su caso es de prosopagnosia adquirida a causa de una lesión cerebral. Al principio, comenzó como una dificultad para enfocar en su vista y terminó desarrollándose como ceguera facial. "La verdad es que no sé qué es peor, si nunca haber podido reconocer a la gente o si a los 56 años, como me pasó a mí, no poder reconocer a nadie de repente", aseguraba, remarcando la vergüenza social que le produce sufrir esta afección.

"Hola, encantado de conocerte"

Sin ir más lejos, Bromley relata otro episodio en el que confundió a su propia esposa. "Estuvimos de vacaciones en Cuba y un día me puse a hablar con un hombre danés cuando una mujer se nos acercó y nos dio los ‘buenos días’. Yo respondí: ‘Hola, encantado de conocerte’. Pensé que era la esposa del danés, pero era la mía", relata. ¿Cuáles son los procesos mentales que llevan a una persona a ser incapaz de reconocer a la persona con la que convive todos los días? Todo se basa en un problema de percepción. "Debido a que todas las caras son un poco diferentes, los que sufren prosopagnosia no pueden captar las señales visuales que el resto usamos para distinguir a las personas", asegura John Towler, profesor de psicología de la Universidad de Swansea, entrevistado en el artículo de The Guardian. La mejor herramienta pasa por recordar algún detalle facial propio de la persona a la que no pueden reconocer, como su forma de las cejas, un lunar o un piercieng.

"La creación de redes sociales es extremadamente difícil con prosopagnosia. Como seres sociales, reconocer a alguien resulta indispensable"

El pasado mes de marzo se publicó un estudio en la revista especializada Cortex en el que se reportaba un exponencial aumento de los casos con una variación casi respecto a un punto porcentual más en la prevalencia mundial de esta ceguera facial. En concreto, la prosopagnosia adquirida, es decir, la que aparece como síntoma o consecuencia de algún tipo de lesión cerebral, afecta a 1 de cada 30.000 personas, mientras que la del desarrollo (la congénita o de nacimiento), a uno de cada 33 sujetos, lo cual es un porcentaje bastante alto.

Cuando reconocemos a alguien, lo hacemos de forma automática, sin esfuerzo. "Este ‘superpoder’ se basa en varios procesos de percepción específicos, en los que intervienen memoria y varias regiones cerebrales especializadas", asegura Joseph DeGutis, profesor de la Escuela Médica de Harvard y principal autor de la investigación anteriormente citada, en un artículo reciente de National Geographic. "La creación de redes sociales es extremadamente difícil para las personas con una prosopagnosia acusada. Como seres sociales, reconocer a alguien resulta indispensable en varias esferas de nuestra vida cotidiana, desde la personal hasta para tener un sentimiento de pertenencia o identificar a personas con las que no nos interesa relacionarnos, lo que puede generar sentimientos de angustia social y a la vergüenza".

Un sencillo test de 20 preguntas

En los últimos años, se han perfeccionado las técnicas para diagnosticar la prosopagnosia. Una de las técnicas más fáciles y rápidas es realizar un test de 20 preguntas en las que se ofrece una valoración de cinco niveles (de "muy de acuerdo" a "muy en desacuerdo") para ver el grado de ceguera facial que se puede tener y lo avanzada que está. A continuación y para cerrar este artículo, van dichas cuestiones:

  1. Mi habilidad para reconocer rostros es peor que la del resto de la gente.
  2. Siempre he tenido mala memoria para las caras.
  3. Me parece muy fácil reconocer a personas por sus rasgos faciales distintivos.
  4. A menudo confundo a conocidos con extraños.
  5. Cuando estaba en la escuela tenía dificultad para reconocer a mis compañeros.
  6. Cuando la gente cambia su estilo de vestir, o lleva sombreros, me parece muy difícil reconocerla.
  7. A veces tengo que advertir a la gente que ‘soy muy malo con las caras’.
  8. Me parece fácil dibujar mentalmente los rostros que conozco.
  9. Soy mejor que la mayoría a la hora de poner nombre a las caras.
  10. Si no oigo la voz de las personas, me cuesta reconocerlas.
  11. La ansiedad que me genera no poder reconocer las caras me ha hecho rehuir de situaciones sociales y profesionales.
  12. Me tengo que esforzar para memorizar los rostros.
  13. Estoy seguro de mi habilidad para reconocerme en las fotos.
  14. A veces me cuesta seguir el hilo argumental de las películas porque no me quedo con los personajes.
  15. Mis amigos y mi familia piensan que tengo mala memoria facial.
  16. Frecuentemente, siento que ofendo a otras personas porque no las reconozco.
  17. Me es fácil reconocer a la gente en situaciones en las que hay un código de vestimenta.
  18. En reuniones familiares, a veces confundo a los propios miembros de mi familia.
  19. Me resulta fácil reconocer a famosos en fotos en las que todavía no eran famosos, aunque hayan cambiado considerablemente.
  20. Me parece difícil reconocer a gente que me resulta familiar cuando estoy en otro contexto con ellos.

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