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Lo ‘woke’ no es un despertar a los problemas reales, sino seguir anestesiados Saturday, 04 March 2023


Hoy, a menudo escuchamos como el conjunto de nociones y prácticas asociadas con términos como woke, políticamente correcto y cultura de la cancelación están retrocediendo gradualmente. Contrariamente a esta opinión, creo que este fenómeno está siendo gradualmente normalizado, ampliamente aceptado incluso por aquellos que íntimamente dudan de él y practicado por la mayoría de instituciones académicas y estatales.

Por eso merece más que nunca nuestra crítica junto con su opuesto: la obscenidad de los nuevos populismos y el fundamentalismo religioso.

Comencemos con Escocia, donde el gobierno de Sturgeon impulsó lo woke y lo LGBT+ (casi) hasta el final. En diciembre de 2022 fue aclamado como un "día histórico para la igualdad" aquel en el que los parlamentarios aprobaron facilitar y hacer menos intrusivo que las personas cambien legalmente de género, extendiendo el nuevo sistema de autodeterminación a los jóvenes de 16 y 17 años; básicamente consiste en que declaras lo que sientes que eres y te registras como lo que quieres ser.

Foto: Nicola Sturgeon en la rueda de prensa en la que ha anunciado su dimisión. (Getty/Pool/Jane Barlow)
"Soy un ser humano": Sturgeon, líder escocesa, dimite por falta de apoyo y tras la polémica trans

Un problema (esperado) surgió cuando Isla Bryson fue remitida a una prisión de mujeres en Stirling después de ser declarada culpable de violación cuando era un hombre llamado Adam Graham. El violador decidió que ya no era un hombre solo después de comparecer ante el tribunal acusado de violación, por lo que tenemos a una persona que se identifica como una mujer y que usó su pene para violar a dos mujeres.

Es bastante lógico: si la masculinidad y la feminidad no tienen nada que ver con el cuerpo y solo tienen que ver con la autodeterminación de una persona, entonces se debe poner a un violador con pene en una prisión junto con mujeres presas.

Después de las protestas, Bryson fue llevada a una prisión masculina; nuevamente, es formalmente problemático ya que ahora tenemos a una mujer en una prisión masculina... Sturgeon dimitió porque se puso en contra a parte de la población que no es anti-LGBT pero simplemente no está de acuerdo con tales medidas.

Nicola Sturgeon, exministra principal de Escocia.
Nicola Sturgeon, exministra principal de Escocia.

El punto aquí es que no hay una solución fácil, porque la identidad sexual no es en sí misma una forma simple de identidad, sino una noción compleja lleno de inconsistencias y rasgos inconscientes, algo que de ninguna manera puede establecerse mediante una referencia directa a cómo nos sentimos.

La reciente controversia sobre el uso de los llamados bloqueadores de la pubertad se refiere a otro aspecto de esta misma complejidad: la clínica Tavistock en Londres ha recibido órdenes de las autoridades para que restrinja el uso de bloqueadores de la pubertad que suprimen hormonas y que de ese modo detienen el desarrollo en el niño de las características basadas en el sexo, como por ejemplo el pecho. Esos bloqueadores de la pubertad estaban siendo administrados a jóvenes de entre 9 y 16 años que parecían no ser capaces de elegir su identidad sexual, y los razonamientos que sustentaban esa medida estaban bastante claros: existe el peligro de que los jóvenes que no puedan determinar su identidad sexual hagan una elección forzada bajo la presión de su entorno, reprimiendo así su verdadera inclinación (ser un trans, en la mayoría de los casos). Así pues, como en plena pubertad ya solemos haber adoptado una identidad sexual definida, se debe dar a estos jóvenes bloqueadores de la pubertad para posponer su entrada en la pubertad y darles de ese modo más tiempo para reflexionar sobre su sexualidad y poder decidir sobre ella un par de años más tarde, cuando sean lo suficientemente maduros para tomar la decisión correcta...

En Tavistock se administraron bloqueadores de la pubertad a casi todos los niños enviados allí a evaluación, y una revisión crítica descubrió que esos medicamentos, que cambian la vida, eran administrados a jóvenes autistas y con problemas que podían haber sido erróneamente diagnosticados como inseguros acerca de su sexualidad. Tratamientos que alteran la vida estaban siendo dados a niños antes de que tuvieran la edad suficiente para saber si querían realizar una transición médica o, como dijo uno de los críticos: "Un niño que experimenta la angustia de género necesita tiempo y apoyo, no debe marcársele un camino médico del que luego puede arrepentirse".

Isla Bryson cuando era hombre y violó a dos mujeres.
Isla Bryson cuando era hombre y violó a dos mujeres.

La paradoja es clara: se suministraron bloqueadores de la pubertad a jóvenes para permitirles alcanzar la madurez y decidir libremente sobre su identidad sexual, pero los bloqueadores de la pubertad pueden causar muchas otras patologías físicas y psíquicas, y nadie preguntó a los jóvenes si estaban listos para recibir medicamentos con tales consecuencias. O como escribió en su informe crítico la doctora Hilary Cass: "No entendemos completamente el papel de las hormonas sexuales en el desarrollo tanto de la sexualidad como de la identidad en los años de adolescencia por lo que, por extensión, no podemos estar seguros del impacto que detener esas oleadas de hormonas puede tener en alcanzar la madurez psicosexual y de género. No tenemos por lo tanto forma de saber si, en lugar de ganar tiempo para tomar una decisión, los bloqueadores de la pubertad podrían interrumpir ese proceso de toma de decisiones. La maduración del cerebro puede verse interrumpida temporal o permanentemente por los bloqueadores de la pubertad, que podrían tener un impacto significativo en la capacidad de tomar decisiones complejas y cargadas de riesgo, así como posibles consecuencias neuropsicológicas a más largo plazo".

Habría que dar un paso más en esta crítica y cuestionar la afirmación de que alcanzar la identidad sexual es una cuestión de libertad de elección madura: no hay nada "anormal" en las confusiones sexuales, lo que llamamos "madurez sexual" es un largo, complejo y en su mayor parte inconsciente proceso, lleno de violentas tensiones y reveses, no un proceso de descubrir lo que realmente está en la profundidad de la psique de uno. Entonces, ¿por qué Tavistock (y otros) hicieron lo que hicieron? Los médicos estaban "bajo presión porque ignoraban otros problemas médicos o de salud mental que un niño pudiera tener". ¿Cómo era esa presión? Era doble. Por un lado, Tavistock estaba bajo la presión del lobby trans, que interpretó las críticas a los bloqueadores de la pubertad como un intento conservador de hacerle más difícil a las personas trans actualizar sus potenciales sexuales. Por otro lado, estaba la presión financiera: más de la mitad de los ingresos de Tavistock procedían del tratamiento de los problemas sexuales de los jóvenes.

En resumen, lo que tenemos aquí es la peor combinación de la presión de lo políticamente correcto con el cálculo brutal de intereses financieros. El uso de los bloqueadores de la pubertad es otro caso más de capitalismo woke, y el problema de lo woke es que está relacionado con muchas e inesperadas alianzas similares.

"Esta alianza profana entre feministas e islamistas es sintomática del cáncer que carcome a la izquierda"

En nuestro espacio ideológico oficial, lo woke y el fundamentalismo religioso aparecen como opuestos incompatibles, pero ¿lo son realmente? Hace casi una década, la ex-musulmana kurda Maryam Namazie fue invitada por el Goldsmiths College en Londres a dar una charla sobre el tema "Apostasía, blasfemia y libre expresión en la era de ISIS". Su charla se vio repetidamente interrumpida por estudiantes musulmanes, y las interrupciones fueron severas y extremadamente groseras.

Namazie se centró en la opresión islámica de las mujeres. Por lo tanto, resulta irónico que su charla en Goldsmiths Collage fue rechazada por la Sociedad Feminista de la universidad, que se alineó con ISOC, la Sociedad Islámica de Goldsmith... Tenía razón un comentarista en Evolution Is True al decir: "Esta alianza profana entre feministas e islamistas es sintomática del cáncer que carcome a la izquierda, cuya simpatía por los supuestos desvalidos (especialmente aquellos que no son blancos) con demasiada frecuencia pesa más que su apoyo a los valores feministas y de la Ilustración. No entiendo cómo cualquier sociedad feminista puede apoyar a un grupo musulmán, a menos que ese grupo esté abiertamente dedicado a la igualdad de la mujer y al desmantelamiento de la ley de la sharia".

Lo ‘woke’ funciona de facto como un dogma religioso secularizado, con todas las contradicciones que eso implica

Esta inesperada solidaridad se basa en última instancia en la similitud de la forma de los dos discursos: lo woke funciona de facto como un dogma religioso secularizado, con todas las contradicciones que eso implica. John McWhorter, un crítico negro de lo woke, enumeró algunas de ellas: "Debes esforzarte eternamente para comprender las experiencias de los negros/Nunca se puede entender lo que es ser negro, y si crees que lo entiendes, eres un racista". "Mostrar interés en el multiculturalismo/No hacer apropiación cultural. La qué no es tu cultura no es para ti, y no puedes intentar siquiera que lo sea".

¿Le parece una exageración? Pues lea el informe de Vincent Lloyd sobre su encuentro con lo peor de lo woke, un ensayo que debería ser de lectura obligada para todos los que dudan de su potencial represivo y que vale la pena citar extensamente. Las credenciales de Lloyd son impecables: profesor negro y director del Centro de Teología Política de la Universidad de Villanova, dirige el programa de estudios negros de su universidad, lidera la lucha contra el racismo con talleres de justicia transformadora y publica libros sobre el racismo contra los negros y la abolición de las prisiones (como su clásico Black Dignity: The Struggle Against Domination).

Portada del libro de Vincent Lloyd ‘Black Dignity, the Struggle Against Domination’
Portada del libro de Vincent Lloyd ‘Black Dignity, the Struggle Against Domination’

En el verano de 2022, la Asociación Telluride le pidió a Lloyd que dirigiera un seminario de seis semanas sobre Raza y límites de la ley en América al que asistieron 12 jóvenes de 17 años cuidadosamente seleccionados. Cuatro semanas después, el número de asistentes se había reducido en dos (la semana anterior los estudiantes habían votado echar del seminario a dos compañeros), y Lloyd fue el siguiente de la lista. En su última clase, "cada alumno leyó una declaración preparada sobre cómo el seminario había ayudado a perpetuar la violencia contra los negros en su contenido y forma, cómo los estudiantes negros habían sido atacados, cómo fui culpable de innumerables microagresiones, incluidas algunas a través de mi lenguaje corporal, y cómo los estudiantes no se sentían seguros porque yo no corregí de inmediato los puntos de vista que no trataban los ataques contra los negros como la causa de todos los males del mundo".

Lloyd localiza el origen de la tendencia que culminó en este evento en "ese momento en la década de 1970 en que las organizaciones de izquierdas implosionaron, cuando la necesidad de hacer coincidir y elevar la militancia de los camaradas condujo a una cultura tóxica llena de dogmatismo y desilusión".

Lloyd localiza el origen de la tendencia que culminó en este evento en "la década de 1970 en la que las organizaciones implosionaron"

Los críticos de Lloyd se basaron en una serie de dogmas, entre los que estaban: "No hay una jerarquía de opresiones, excepto cuando se trata de opresión contra los negros, que es en una clase propia. Confía en las mujeres negras. La prisión nunca es la respuesta. Todas las personas que no son negras, y muchas personas negras, son culpables de antinegritud". Pero más crucial que el contenido fue el conflicto de formas entre lo que es un seminario y un taller. Lloyd trató de realizar un seminario, un intercambio de opiniones: una intervención se basa en otra y cuando a un estudiante se le pasa algo por alto otro estudiante se lo hace notar, mientras el profesor guía la discusión hacia las preguntas más importantes. Los seminarios suelen centrarse en un clásico o en textos públicos, y los participantes intentan descubrir pacientemente su significado.

Sin embargo, como comenta Lloyd, "si el seminario es comida lenta, el taller antirracismo organizado por estudiantes universitarios es un subidón de azúcar. Todos los hashtags están ahí, condensados, empaquetados y entregados desde un lugar de autoridad. El peor tipo de taller antirracista simplemente ofrece un nuevo lenguaje para que los participantes se hagan eco de él, para que lo retuiteen en voz alta". El dogma es claramente establecido, y el intercambio se centra en cómo y dónde alguien, a sabiendas o sin saberlo, lo violó. Como señaló Alenka Zupančič, el universo de los talleres de corrección política es el universo del Jasager de Brecht: todo el mundo dice ‘sí’ una y otra vez, y el principal argumento en contra de aquellos que no son aceptados como partidarios sinceros es que "dañan": "Este lenguaje, y el marco que expresa, salen de la prisión del movimiento abolicionista. En lugar de emparejar crímenes con castigos, los abolicionistas nos animan a pensar en daños y en cómo pueden ser corregidos, a menudo invitando a una comunidad más amplia a discernir el impacto de los daños, las razones por las que se produjeron y los caminos a seguir. En el lenguaje del taller antirracismo, un daño se convierte en cualquier cosa que te hace sentir que no estás del todo bien".

Datos como herramienta de supremacía blanca

Aquí está el ejemplo de Lloyd sobre cómo funciona la referencia al "daño": "Durante nuestra discusión sobre el encarcelamiento, un estudiante asiático-estadounidense citó datos demográficos de los reclusos federales: alrededor del 60% de los encarcelados son blancos. Los estudiantes negros dijeron que eso les hacía daño. Habían aprendido, en otro de sus talleres, que los hechos objetivos son una herramienta de la supremacía blanca. Fuera del seminario, me dijeron, los estudiantes negros tenían que dedicar una gran cantidad de tiempo a reparar el daño que les había infligido escuchar estadísticas de prisiones que no eran sobre negros. Unos días después, el estudiante asiático-estadounidense fue expulsado del programa".

Dos cosas deberían sorprendernos. En primer lugar, este nuevo culto combina dogmas objetivados con la plena confianza en cómo se siente uno (aunque solo los negros oprimidos tienen derecho a referirse a sus sentimientos como la medida de la culpa del racista). La confrontación crítica de argumentos no juega ningún papel, lo que implica que el "debate abierto" es una noción racista de supremacía blanca.

Manifestación en Estados Unidos del movimiento BlackLivesMatter.
Manifestación en Estados Unidos del movimiento BlackLivesMatter.

"Los hechos objetivos son una herramienta de la supremacía blanca" por lo que, como los seguidores de Trump solían decir, es necesario generar hechos alternativos… Para ser claros: hay algo de verdad en esto, aquellos que son brutalmente oprimidos no tienen tiempo ni capacidad para permitirse reflexiones profundas y debates bien elaborados que pondrían de manifiesto la falsedad de la ideología liberal-humanista. Pero en este caso (como en la mayoría de los otros casos), los que se apropian del papel de líderes de la revuelta NO son precisamente víctimas brutales de la opresión racista, sino una minoría relativamente privilegiada de una minoría a la que se le permite participar en un taller de alta calidad de una universidad de élite.

En segundo lugar, el misterio reside en el funcionamiento del gran Otro (en este caso, las autoridades de Telluride): la visión gradualmente impuesta a todos por las elites negras era la visión de una minoría (minoría incluso entre los participantes negros). ¿Pero cómo y por qué estos pocos no solo logran aterrorizar a la mayoría sino que obligan a las autoridades de Telluride a ponerse de su lado y a rechazar defender a Lloyd? ¿Por qué los wokes, aun siendo minoritarios, han logrado neutralizar el gran espacio liberal e izquierdista, instalando en él el miedo a oponerse abiertamente a ellos?

La respuesta del psicoanálisis

El psicoanálisis tiene una respuesta clara a esta paradoja: la noción de superego. El superego es una instancia cruel e insaciable que me bombardea con exigencias imposibles y que se burla de mis fallidos intentos de cumplir con ellas, la instancia a ojos de la cual soy tanto más culpable cuanto más trato de suprimir mis esfuerzos "pecaminosos" y satisfacer sus demandas.

El viejo y cínico lema estalinista que se decía de los acusados que proclamaban su inocencia en los juicios-espectáculo ("cuanto más inocentes son, más merecen ser fusilados") es el superego en estado puro. ¿Y no reproduce McWhorter en el pasaje citado la estructura exacta de la paradoja del superyó?: "Debes esforzarte eternamente para comprender las experiencias de los negros/Nunca se puede entender lo que es ser negro, y si crees que lo entiendes, eres un racista". En resumen, debes pero no puedes porque no deberías: el mayor pecado es hacer aquello para lo que debes esforzarte... Esta estructura enrevesada de un mandato que se cumple cuando no lo cumplimos explica la paradoja del superyó señalada por Freud: cuanto más obedecemos al mandato del superyó, más culpables nos sentimos. Esta paradoja se mantiene también cuando seguimos a Lacan y leemos el superyó como un mandato para disfrutar: el goce es un imposible-real, nunca podremos alcanzarlo plenamente, y este fracaso nos hace sentir culpables.

Foto: Protesta contra el avance ruso en Ucrania en Santiago de Chile. (EFE/Alberto Valdés) Opinión
Para ganar a Putin, la fuerza no basta, hay que convencer

Una serie de situaciones que caracterizan a la sociedad actual ejemplifican a la perfección este tipo de superyó-presión, como el interminable autoexamen que exige lo políticamente correcto:¿mi mirada a la azafata ha sido demasiado intrusiva y sexualmente ofensiva? ¿He utilizado alguna palabra con un posible trasfondo sexista mientras me dirigía a ella? Etcétera, etcétera. El placer, incluso la emoción, proporcionada por tal auto-examen es evidente... ¿Y no ocurre lo mismo con el miedo patológico de algunos en las izquierdas liberales occidentales de ser culpables de islamofobia? Cualquier crítica al islam es denunciada como expresión de la islamofobia occidental, Salman Rushdie es denunciado por provocar innecesariamente a musulmanes y por lo tanto es (parcialmente, al menos) responsable de la fatwa que lo condenó a muerte, etcétera, etcétera. El resultado de tal postura es lo que uno puede esperar en tales casos: cuanto más indagan los izquierdistas liberales occidentales sobre su culpabilidad, más acusados son por fundamentalistas musulmanes de ser hipócritas que tratan de ocultar su odio al Islam. De nuevo, esta constelación reproduce perfectamente la paradoja del superyó: cuanto más obedeces lo que el Otro exige de ti, más culpable eres. Es como si cuanto más toleraras el Islam, más fuerte será su presión sobre ti…

El escritor Salman Rushdie, con las señales del apuñalamiento del que fue víctima.
El escritor Salman Rushdie, con las señales del apuñalamiento del que fue víctima.

Esta estructura del superyó explica cómo y por qué, en el caso de Telluride, la mayoría y el gran Otro institucional fueron aterrorizados por la minoría woke. Todos ellos estaban expuestos a una presión del superyó que está lejos de ser una llamada auténtica a la justicia. La élite negra woke es plenamente consciente de que no logrará su objetivo declarado de al menos disminuir la opresión contra los negros, y ni siquiera quieren eso, lo que realmente quieren es lo que están logrando: una posición de autoridad moral desde la cual aterrorizar a todos los demás sin cambiar efectivamente las relaciones sociales de dominación.

La situación de los aterrorizados por la élite de woke es más compleja, pero aún así clara: se someten a las demandas woke porque la mayoría de ellos realmente SON culpables de participar en la dominación social, pero someterse a las demandas woke les ofrece una salida fácil: con gusto asumes que eres culpable, en la medida de que eso te permita seguir viviendo como lo hacías. Es la vieja lógica protestante de "haz lo que quieras, solo siéntete culpable por ello".

Lo ‘woke’ representa efectivamente lo opuesto de lo que predica

La lección de estos cuatro ejemplos es, pues, clara: lo woke representa efectivamente lo opuesto de lo que predica. En su Interpretación de los sueños, Freud habla sobre el sueño de un padre que se duerme mientras vela el ataúd de su hijo; en ese sueño se le aparece su hijo muerto y pronuncia un terrible llamamiento: "Padre, ¿no ves que estoy ardiendo?". Cuando el padre despierta, descubre que la tela sobre el ataúd de su hijo se ha incendiado, ya que sobre ella cayó una vela encendida. ¿Por qué despertó el padre? ¿Fue porque el olor del humo se hizo demasiado fuerte, de modo que ya no era posible prolongar el sueño?

Lacan propone una lectura mucho más interesante: "Si la función del sueño es prolongar el sueño y si el sueño, después de todo, puede acercarse tanto a la realidad que lo causa, ¿no podemos decir que podría corresponder a esa realidad sin salir del sueño? Después de todo, hay algo como de actividad sonámbula. La pregunta que surge es: ¿Qué es lo que despierta al durmiente? ¿No es el sueño otra realidad? Una realidad que Freud describe así: Dass das Kind an seinem Bette (el niño que está cerca de su cama), ihn am Arme fasst (lo toma por el brazo y le susurra con reproche), und ihm vorwurfsvoll zuraunt: Vater, siehst du denn nicht (Padre, ¿no ves) dass ich verbrenne (que estoy ardiendo) ¿No hay más realidad en este mensaje que en el ruido por el cuál el padre identifica la extraña realidad de lo que pasa en la habitación de al lado? ¿No es la realidad perdida lo que causó la muerte del niño expresada en esas palabras?".

Sigmund Freud.
Sigmund Freud.

Así que no fue la señal de la realidad externa lo que despertó al desafortunado padre, sino el carácter insoportablemente traumático que encontró en el sueño. En la medida de que "soñar" significa fantasear en para evitar el enfrentamiento con lo real, el padre literalmente despertó para poder seguir soñando. El escenario era el siguiente: cuando su sueño se vio perturbado por el humo, el padre construyó rápidamente un sueño que incorporó el elemento perturbador (humo-fuego) para prolongar su dormir; sin embargo, a lo que se enfrentó en el sueño fue a un trauma (su responsabilidad por la muerte del hijo) mucho más fuerte que la realidad, por lo que despertó a la realidad precisamente para evitar lo real...

Y es exactamente lo mismo lo que ocurre con gran parte del movimiento woke: nos despiertan (en el racismo y el sexismo) precisamente para permitirnos seguir durmiendo, es decir, ignorando las verdaderas raíces y la profundidad de los traumas raciales y sexuales.

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