Éste se está convirtiendo en otro verano de múltiples accidentes y rescates de animales. Las vacas han protagonizado en apenas cuatro meses tres rescates en los que la épica o la desesperación son marca de la casa. El último este pasado lunes, en Ramales de la Victoria. Una vaca cayó en una torca de tres metros de profundidad. Llevaba tres días perdida cuando dieron con ella ayer mismo pero el acceso era complicado, estrecho y profundo, no podían llegar a ella, así que se dio aviso a los servicios de emergencias del 112. El operativo se puso en marcha y se culminó este martes, aunque el animal finalmente ha muerto.

El primer paso fue que los bomberos del parque de Villacarriedo y técnicos de la Dirección General de Seguridad acudieron a valorar la situación y estudiar el posible rescate. Del análisis sobre el terreno se decidió que, por aire, con el helicóptero, no era posible porque el animal se encontraba fuera de la línea de verticalidad de la sima.

Así que se elaboró un plan de extracción vertical, explica el Gobierno, por parte del coordinador del Ejecutivo regional, y con la luz del día hoy martes los rescatadores se presentaron en el lugar con todo el material necesario. Llegaron tres kilómetros monte arriba acompañados por los ganaderos y vecinos, para tratar de sacarlo manualmente, pero el animal ya estaba muy debilitado, y finalmente murió.

Lo único que han podido hacer los equipos de rescate ha sido mover el animal dentro de la sima para asegurar que el cadáver no afecte a los acuíferos cercanos. Además, se ha activado el protocolo del Servicio de Sanidad Animal para la posible extracción del cuerpo del animal.

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Este caso se suma a otros tres que han saltado a las páginas de sucesos este verano. El primero, el pasado 22 de mayo en Vada (Vega de Liébana), donde el helicóptero del Gobierno rescató por el aire a una vaca de 500 kilos que se había roto una pata junto a un riachuelo, en una finca en la que no había acceso rodado. Se llegó al animal, se la anestesió, se le aseguró con una gran malla y se la trasladó por el aire hasta depositarla en una finca a la que sí se pudo acceder un camión.

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Pilar Chato

El 29 de junio Ángelita se hizo famosa por el esfuerzo titánico que llevaron a cabo sus propietarios. Jesús Rebanal y un amigo arrastraron al animal herido hasta una zona alta del puerto de Sejos para cargarlo y devolverlo a casa. Se había accidentado durante la tradicional subida al puerto y su dueño la arrastró al camino y la dejó allí para poner a recaudo al resto de ganado y volver a por ella al día siguiente. Como el 112 le pidió 1.800 euros por el rescate en helicóptero renunció a ello y durante una semana subió cada día para mover unos metros al animal hasta llegar a un punto donde pudo recogerla y llevarla a la cuadra para curarla.

El 24 de julio en Resconorio (Luena) otra vaca a la que le quedaba poco para parir había caído en un hoyo y sus dueños no podían llegar a ella. Llamada al 112 de Cantabria. En esta ocasión estaban dispuestos al pago por el rescate en helicóptero. Pero éste no terminaba de concretarse. El animal fue rescatado día y medio después de la llamada desesperada de los ganaderos, pero fue el servicio de emergencias asturiano (no el cántabro) quien envió el helicóptero e hizo el salvamento «gratis». Sin embargo, la vaca y la cría «que se movía desesperada en el vientre» solo permanecieron vivas dos horas tras su liberación.