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El juguete que hizo creer al mundo en un caza secreto de EEUU que nunca existió Saturday, 18 March 2023

Esta es la historia de uno de los mayores timos de la historia, la historia del juguete que hizo creer al mundo que Estados Unidos había desarrollado un avión invisible capaz de burlar las defensas aéreas de la Unión Soviética o cualquier otro país.

La posible existencia de un avión secreto más rápido que el legendario SR-71 Blackbird

El tocomocho fue de tal calibre que ni siquiera tenemos la certeza de que fuera un timo ni sabemos quien fue el autor del mismo. Sólo sabemos que un día apareció una imagen borrosa de un avión supuestamente invisible al radar — en teoría tomada con teleobjetivo cerca del Área 51 — y, al poco tiempo, fabricantes de maquetas y juguetes como Italeri, Revell o Monogram comenzaron a sacar modelos de un avión llamado F-19 basado en esa foto.

Un tocomocho invisible

Otros cuentan que el primer juguete del F-19 fue fabricado por Testors. Por aquel entonces, la prensa especulaba con la existencia de un programa de aviones invisibles y la marca basada en Rockford, Illinois, creó una especie de SR-71 Blackbird compacto con dos canard a cada lado de la cabina. La marca vendió 700,000 unidades del modelo a escala 1/48 de la noche a la mañana, según la revista del museo Smithsonian. Pero no sólo fue Testors. Todos los fabricantes de juguetes comenzaron a fabricar F-19s que variaban ligeramente en su forma, algunos con curvas mucho más marcadas (yo mismo recuerdo comprar uno cuando era niño, fabricado en metal).

Una maqueta del F-19.
Una maqueta del F-19.

La popularidad del F-19 de juguete fue tal que los medios de comunicación comenzaron a preguntarse si realmente era un caza invisible o no. Las cosas llegaron a tal punto que un congresista norteamericano preguntó al presidente de Lockheed — el supuesto fabricante del F-19 — que por qué no podían ver al avión real si ya había modelos de juguete. Otros especularon con que el avión no era de Lockheed sino de otro fabricante de defensa, Northrop, que años después construiría otro avión invisible ultra secreto que no se conocería hasta mucho más tarde: el bombardero B-2 Spirit.

El F-19 de Revell.
El F-19 de Revell.

Eventualmente, se descubrió la existencia de un cazabombardero invisible real: el F-117. Un avión que sí fue diseñado por Lockheed Martin — el fabricante del SR-71, el U-2 y otros aviones de leyenda — pero que no tenía nada que ver en su forma con las maquetas que nos habían vendido del F-19. El F-117 es un avión poligonal lleno de aristas diseñado para absorber ondas de radar. El F-19 era un bólido que parecía salido de una película de ciencia ficción.

¿Realidad o mentira?

La realidad es que el F-19 nunca existió... o eso suponemos, porque la única realidad conocida es no tenemos ni idea, como se empeñó en recordarnos la propia Lockheed hace unos días, cuando publicó un tuit felicitando a Top Gun por su nominación al Oscar a la mejor película que incluía esta frase: “el SR-71 Blackbird sigue siendo el avión a reacción con tripulación más rápido conocido”, dando a entender que hay otros aviones a reacción con tripulación que no han sido divulgados por el gobierno norteamericano.

Lo que sí sabemos es que, durante la Guerra Fría, los militares y las agencias de inteligencia de los Estados Unidos engañaron a la Unión Soviética en numerosas ocasiones con anzuelos que al final resultaron ser falsos o sólo verdaderos en parte.

De hecho, el colapso de la dictadura comunista se debió en gran parte a uno de los mayores faroles de la historia: la iniciativa de defensa estratégica (SDI) lanzada a principios de los años 80 por Ronald Reagan, un programa que nunca se realizó pero cuyas animaciones 3D convencieron a la KGB y el Politburó de que EEUU podía bloquear todos sus misiles balísticos intercontinentales con un escudo de rayos láser, haces de microondas y misiles orbitales.

Un F-117 de mediados de los 90. (USAF)
Un F-117 de mediados de los 90. (USAF)

El programa ‘Star Wars’ — como se le conocía popularmente — nunca funcionó. La tecnología para resolver un problema tan complejo como interceptar cabezas nucleares rusas no existía y — aunque fue el inicio de las investigaciones que resultaron en múltiples sistemas de armas defensivas como las famosas baterías Patriot — la SDI no fructificó como prometió el presidente norteamericano. Pero Gorbachov sí lo creyó e, incapaz de competir con la supuesta superioridad tecnológica norteamericana, el SDI tuvo el efecto de convencer a los soviéticos que la victoria de EEUU en un conflicto nuclear era posible.

Estos y otros montajes similares hacen suponer que el F-19 podría haber sido una farsa organizada por la CIA u otro brazo del gobierno americano, bien para hacer creer que EEUU tenía ya esa capacidad o para distraer sobre el desarrollo de los verdaderos aviones invisibles, el F-117 y el B-2.


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