Para el periodista Ramón Pradera el paleto de hoy en día no es de pueblo, es de ciudad. Es aquel que «paga 800 euros por malvivir en una habitación de ocho metros cuadrados en Chamberí» en lugar de «vivir estupendamente en una casa de campo». Fue durante ese cambio de mentalidad que trajo consigo el covid y la pandemia que se dio cuenta de que los urbanistas empezaban a mirar al mundo rural con otros ojos, no sólo para escaparse a dar un paseo el fin de semana, sino para empadronarse. «Pensé que sería buena idea crear una especie de Idealista que en lugar de ayudarte a buscar piso te dirigiera para encontrar una localidad que se adaptara a tus necesidades». Y esa idea es ya una realidad con nombre y apellidos. La plataforma Vente a Vivir a un Pueblo, que ahora acaba de desembarcar en Cantabria incluyendo en la web el primer territorio de la región, la comarca de Valles Pasiegos y los 16 municipios que lo integran.

–No habla de la España vaciada, habla de la España en coma...

–No, hablaba de la España en coma cuando empecé este proyecto, ahora hablo de la España de las posibilidades. Tenemos un país excesivamente fragmentado a nivel municipal, hay ocho mil municipios y todos los informes hablan de que aproximadamente entre dos mil y tres mil de esos ayuntamientos van a desaparecer porque son pueblos muy pequeños y con personas muy mayores que cuando desaparezcan el pueblo va a desaparecer con ellos. Yo creo que es el momento de rescatarlos.

–¿Cómo ayudáis vosotros?

–Nosotros damos una información muy buena y real y presentamos distintos territorios y posibilidades. Luego ofrecemos varias herramientas para favorecer ese cambio de vida. En concreto, una bolsa de trabajo, bolsa de vivienda y la bolsa de traspaso donde se publican anuncios tanto de vecinos como de los propios ayuntamientos. A eso hay que añadir el marketplace que tenemos para promocionar comercios locales y la asesoría para emprendedores de turismo rural que brindamos, para que aquellos que se estén planteando abrir un establecimiento hotelero conozcan los trámites y las subvenciones de las que pueden beneficiarse. Lo que pasa que las personas tienen que poner de su parte, no pueden ser vagos digitales y esperar tener todo hecho tecleando una dirección y sin hacer nada más.

–Supongo que es imposible contabilizar el número de personas que han cambiado su vida con Vente a Vivir a un Pueblo.

–Más o menos, porque al final esto nos lo cuentan los alcaldes, que nos dicen que van al bar y ven a cuatro vecinos nuevos y que han llegado ahí porque han descubierto la localidad gracias a venteaviviraunpueblo.com. Calculamos que debe estar en estos tres años en torno a los 2.500 núcleos familiares.

–¿Por qué en Cantabria ha decidido desembarcar su proyecto en concreto en la comarca de Valles Pasiegos?

–Quizá pudo ser algo egoísta, porque yo me dedico a viajar por España y tengo un millón y medio de kilómetros recorridos con mi moto y esta todavía era una zona que no conocía y la tenía pendiente. Y al final conseguí profundizar tanto que he vuelto otras cuatro veces más desde que grabé la ‘videoficha’ de la presentación de la comarca para la plataforma. Considero que tanto los pueblos como sus habitantes tienen un potencial enorme y profundamente desconocido en España.

–¿A quién crees que le puede interesar venir a vivir a este territorio?

–Hay gente para todos los pueblos, mira hoy es la presentación oficial, pero el vídeo está subido desde ayer y ya ha llegado incluso un mensaje de una persona interesa en Las Vegas para venir a vivir a esta zona. Aquí se habla de que hay una necesidad de médicos, pues hay muchos profesionales sanitarios que están ahora mismo buscando una alternativa para vivir y ejercer su profesión, así que podrían estar interesados en venir aquí. Además, tenemos mucho eco no solo en España, también fuera con gente que está pendiente de los pueblos que estamos publicando con una determinada calidad que es la que tiene los Valles Pasiegos para venirse a vivir.

–¿Cualquier pueblo puede formar parte de la plataforma, incluso uno en el que vierais que a nadie le interesaría para vivir?

–Ese es un error garrafal, cualquier pueblo puede estar en la plataforma, asumiendo el coste que conlleva, porque todos los pueblos pueden encajar a alguien. Claro, fuimos a grabar a las localidades castellanas y después a Asturias, y los primeros nos decían que quién iba a querer irse a vivir ahí mostrando al lado un vergel como es el norte. Pero resulta que hay quienes buscan también pueblos con el perfil de los catellanos, incluso hay algunas personas mayores que no quieren vivir con niños y buscan pueblos sin colegio.

–Y dentro de que usted defiende que todos los pueblos tienen un publico objetivo, ¿cree que los de Cantabria pueden ser de los que más interés generen?

–Absolutamente, coincidí con una persona que vivía en Alicante pero estaba harto del calor, la humedad, y la muchedumbre y se vino a vivir a una cabaña pasiega en San Roque de Riomiera. Creo que es una zona muy desconocida y con mucho potencial y que por ejemplo para nuevos emprendedores puede ser un territorio perfecto. Valles Pasiegos está a un tiro de piedra del aeropuerto, y también de Santander y de una ciudad como Bilbao. Además, tenemos muchos usuarios que entran en la plataforma porque quieren llevar una vida como la de Pedro y Heidi en las montañas y eso te lo ofrece este lugar. Pero es que encima muchos no saben que hay muchos servicios, yo aluciné cuando estuve en Santa María de Cayón y vi las instalaciones que tienen deportivas, no las hay iguales en ningún barrio de Madrid.

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Héctor Ruiz

–¿Y qué debe tener sí o sí cualquier pueblo para atraer vecinos?

–Para empezar desterrar la visión pesimista de la España vaciada. Pero, sobre todo, Telecomunicaciones. Eso es fundamental, igual que una gente cuando compra una casa necesita luz y agua, necesita fibra óptica. Es muy difícil que alguien se vaya a vivir a un pueblo que no tenga conexión a internet.

–¿La pandemia ha tenido mucho que ver en esa vuelta al pueblo?

–Este proyecto no lo podría haber llevado a cabo sin el confinamiento, ahí fue cuando la gente se preguntó si había otra vida y empezó a mirar los pueblos con unos ojos diferentes a los de meros turistas. Entonces es cuando vi que era el momento de darles esta información, porque antes era imposible arrancar a la gente de las ciudades. Hay que tener en cuenta que en los grandes núcleos no conoces ni a tu vecino, en la pandemia encontraban a gente momificada porque murieron hace meses, mientras que en los pueblos te echan en falta en cuanto te ocurre algo porque te conocen y se extrañan si faltas al café diario.