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El MAS, tras concluir sus obras en diciembre, reabrirá sus puertas en primavera Monday, 13 November 2023

El Museo de Arte santanderino, más diáfano y con nuevos espacios, afronta una etapa histórica con cuatro plantas y 14 salas para exposiciones | El próximo día 20 se cumplen seis años del incendio que arrasó las instalaciones del edificio de la calle Rubio


El lucimiento de las fachadas rehabilitadas delata la recta final de las obras de reforma, prácticamente integral, del MAS, antiguo Museo de Bellas Artes. A falta de remates y detalles, tanto funcionales como ornamentales, el edificio de la calle Rubio presentará su nuevo aspecto en su integridad antes de las fechas navideñas. La esperada rehabilitación del inmueble se ha enfrentado al reto de afrontar los trabajos estructurales destinados a reforzar la cimentación que coparon la primera fase de la obra. Los plazos trazados, no obstante, apenas han variado y las obras que ha ejecutado la firma Copsesa se han desarrollado durante algo más de veinte meses desde el primer trimestre de 2022. El denominado Museo de Arte Moderno y Contemporáneo de Santander y Cantabria, ahora ya, en lo físico y material, casi un nuevo ‘museo’, dispone de una nueva cara tras una inversión de más de tres millones de euros. La hoja de ruta desde ahora es clara: el punto de mira sitúa la reapertura de puertas al público en la primavera de 2024.

Desde el arranque del nuevo año hasta ese reencuentro con el ciudadano caben dos fases: la primera destinada a la dotación del equipamientos museístico, desde mobiliario y elementos ad hoc a las necesidades expositivas, a la propia señalética. El presupuesto municipal conocido esta semana contempla en su anexo de inversiones 350.000 euros para este objetivo. La segunda fase hasta esa apertura con una muestra inaugural, está centrada en las decisiones que adopte la Concejalía y la Dirección General de Cultura a la hora de reflejar el plan museográfico que vertebre la selección y contenido de la colección permanente y el criterio de las muestras temporales desde la dirección y la comisión asesora.

El proyecto de los trabajos acometidos en el Museo hasta esta recta final ha contemplado una superficie construida de 2.156 metros cuadrados, distribuida en planta baja (568), primera (566), segunda (488) y tercera (532 metros cuadrados), más la reforma de las fachadas. Este tramo de la reforma coincide en el tiempo con el sexto aniversario del incendio que arrasó las instalaciones.

Un recorrido por el nuevo MASVer 11 fotos

Vista conjunta de las fachadas, ya rehabilitadas, del edificio centenario del Museo que concibió Leonardo Rucabado. Javier Cotera

En la madrugada del 20 de noviembre de 2017 se originó el siniestro. Los daños pudieron ser aún más catastróficos pero el museo ese otoño se mantenía cerrado precisamente por las obras relativas principalmente a la accesibilidad del edificio centenario. En la primavera de 2018 los fondos del MAS fueron trasladados al Casyc de la Fundación Caja Cantabria. En este periodo, ambas entidades han abordado producciones conjuntas de exposiciones con piezas de sus respectivas colecciones (la última, ‘Simbolismo. Del otoño al destello amarillo y dulce’, actualmente abierta al público).

Este nuevo MAS responde al proyecto y dirección de obra de Ceroarquitectura, con David Ceballos y Carlos Alberto Gómez a la cabeza, que ha tenido como fundamento la estructuración del museo desde su origen como Biblioteca y Museo Municipal en 1916 -fecha de encargo del proyecto a Leonardo Rucabado- en diferentes estratos. Un factor considerado básico para entender «el desarrollo programático y espacial del conjunto, a pesar de sus continuas transformaciones a lo largo de los años». El edificio se estructura a través del cuerpo central de escalera de grandes dimensiones que comunica y baña de luz todas las plantas, precisamente «uno de los espacios más dañados durante el incendio y el único que se conservaba original con el paso de los años, junto con el de la fachada y los lucernarios en cubierta», los cuales ahora han sido «reinterpretados», subraya Ceballos.

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El nuevo MAS, estructurado en planta baja y tres superiores, contará en su repertura con 14 salas de exposiciones. Eliminar patologías del inmueble, reforzar la estructura y sanear y rehabilitar las fachadas han sido algunas de las labores principales durante estos casi dos años de trabajos. Tras los capítulos de cimentación, estructura y cubierta, la restauración de la fachada, con los correspondientes remates de carpintería de madera y limpieza de la piedra, durante el pasado verano, se procedió al desmontaje progresivo de los andamios hasta quedar ahora las fachadas al descubierto.

Las obras, que se adjudicaron a Copsesa en otoño de 2021, han supuesto una ‘conservación activa’ del inmueble, dado que se ha buscado compatibilizar los valores arquitectónicos, culturales e históricos del edificio sin perder por ello la función, útil a la sociedad, de museo. Uno de los elementos más atractivos ha consistido en recobrar los lucernarios. Todo el sistema de cubierta se ha rehabilitado al completo, y se la ha impermeabilizado y aislado, además de instalar la teja cerámica. Y destacan la instalación de ascensor y montacargas que se ubican en el antiguo patio interior, entre el museo y el edificio colindante. Además se ha abordado el ocultamiento de los nuevos usos de servicio, caso del propio ascensor, aseos (ubicados en planta baja y tercera) e instalaciones, entre otros espacios, «liberando las salas y lugares originales para su resignificación y mejora del edificio en su uso como museo».

El suelo es de hormigón pulido en la planta baja y de madera en el resto. En la distribución de las salas de exposiciones destaca la labor de recuperación del eje de «simetría original» del museo, desde la escalera monumental hasta la fachada en contacto con la biblioteca, resaltando su uso como museo. La actuación más relevante y audaz sobre el sistema estructural y que ha permitido bajar la cota de la planta baja de todo el edificio hasta el nivel de la calle Rubio, ha sido la disposición de un nuevo forjado en el nivel de planta primera, ejecutado y unido al original, diseñado estructuralmente para resistir las cargas verticales de los seis pilares interiores, permitiendo que estas quedasen colgadas y permitiendo así liberar de carga a las cimentaciones originales de los pilares. Una vez conseguido colgar el peso de todo el edificio y transferirlo a los muros de piedra primigenios, «se excavó toda la planta del edificio hasta casi un metro por debajo del nivel de los cimientos originales y construir una nueva cimentación». La intervención durante estos meses se ha centrado en «recuperar los elementos y espacios originales, dotando al resto de limpieza visual y espacial que merecen los fondos del Museo» declarado BIC en el año 1962.

El principal atractivo del edificio es la diferencia espacial y compositiva entre cada una de sus cuatro plantas. La planta baja, condicionada por la cimentación, se ordena a través de grandes muros que refuerzan y consolidan estructuralmente el edificio. La primera, conectada visualmente a la segunda, desarrolla el reconocido doble espacio expositivo que albergó la antigua biblioteca, de la que ya antes del incendio no se conservaban los elementos originales. Y la planta tercera, con el factor sorpresa que genera «la altura y monumentalidad de los espacios y la entrada de luz tamizada y filtrada a través de la recuperación de los lucernarios originales, reinterpretados y actualizados».

La rehabilitación de los espacios expositivos se ha centrado en la adaptación funcional del conjunto al uso de museo, a modo de «contenedor discreto para un contenido sorprendente».

Una decisión del proyecto de Ceroarquitectura ha sido la de concentrar todos los usos servidores -ascensor-montacargas, aseos, instalaciones, entre otras- «en la ‘cuña’ residual existente entre el cuerpo principal de salas de exposiciones y la medianera este, espacios no originales que en su día conformaron el patio original, posteriormente cerrados». La intervención en cimentación, finalmente, se ha aprovecha como una «oportunidad para dotar al edificio de un itinerario completamente accesible desde la calle Rubio».

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