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Así se convirtió un supuesto síndrome psicológico en otra forma de hacerse el especial en redes sociales Friday, 26 May 2023


Vivimos una época en la que, afortunadamente, el hecho de acudir a terapia psicológica ha dejado de considerarse como un estigma. Todos, tarde o temprano, necesitamos la asistencia de un profesional en la salud mental cuando atravesamos un momento complicado. Esto, a su vez, ha supuesto que los contenidos sobre atención y cuidado psicológico que abundan en redes sociales hayan aumentado muchísimo. Algo positivo, sin duda, pero que también ha traído consigo la proliferación de ciertos perfiles de influencers especializados en salud mental que, a cambio de popularidad, esgrimen todo tipo de comentarios, imágenes o vídeos explicativos sobre síndromes psicológicos hasta cierto punto inexistentes.

Es el caso de la comunidad PAS o personas altamente sensibles, la cual a menudo tiende a disfrazar de síndrome psicológico un rasgo de la personalidad del individuo, como es el hecho de ser bastante receptivo a los estímulos externos o poseer la capacidad de emocionarse con facilidad. Pero, al contrario que sucede con otros trastornos, esta clase de contenidos psicológicos no buscan tratar el problema o corregir esas actitudes para que el paciente afronte las situaciones conflictivas de manera diferente, sino que se esgrime a modo defensivo contra los demás o, en su defecto para justificarse frente a una decisión que no es bien recibida: "es que soy PAS".

"Impera la sensación de que el individuo no tiene que cambiar nada, sino que son los demás sobre los que recae esa responsabilidad"

"Cuando las personas tenemos un problema, buscamos las razones", asegura Mónica Pereira, psicóloga del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid (COP), a este diario, a quien, por cierto, un día una paciente le entregó uno de tantos libros líderes en ventas sobre el mundo PAS para que supiera cómo se siente. "Y entonces, cuando alguien dice que todos esos síntomas extraños y que no entiendes encajan en la etiqueta de persona altamente sensible, ofrece cierta tranquilidad y poder. Eso no significa que las PAS no existan, ya que mucha gente se podría identificar con esas características, pero de ningún modo está categorizado como una patología o trastorno de la personalidad. Más bien se trata de una justificación constante ante cualquier situación, y, por tanto, imprime la sensación de que el individuo no tiene que cambiar nada, sino que son los demás sobre los que recae esa responsabilidad de tratarle como él exija o hacer lo que él quiere". Un ejemplo similar sería echar la culpa a ese tal Mercurio retrógrado cuando algo te sale mal.

¿Qué define a las PAS?

Pero, ¿cuáles son los rasgos o situaciones por los que una persona puede identificarse como "altamente sensible"? Podríamos decir que se emocionan fácilmente, sea con una película o ante una escena de la vida cotidiana con fuerte carga emocional. Tampoco suelen tolerar los espacios demasiado concurridos o en los que hay mucho ruido. Seguramente nuestra PAS en cuestión se muestre tímida, y presumirá de ser muy empática ante el dolor ajeno. Ello le mueve a situaciones en las que sale mal parada, ya que tiene dificultades para negarse ante los favores que le piden los demás. Por otro lado, presume de captar a la perfección señales subliminales que nadie a su alrededor capta. Y tenderá hacia el perfeccionismo, no soportando situaciones de estrés o en las que existe una alta probabilidad de error.

Muchas veces, "no son conscientes de que pueden comportarse de una manera diferente o incluso normalizar algunos de estos síntomas como algo dentro de lo adaptativo"

Todos estos rasgos, con los que muchos podemos sentirnos identificados, no son problemáticos hasta que se esgrimen como una justificación de las acciones, adoptando el papel de víctima constante. Es por ello que en ningún caso se trataría de un problema psicológico que la persona detecta, ya que no tiene la voluntad de cambiar. Y como bien advierte Pereira, "a todo diagnóstico le sigue un tratamiento". En la mayoría de estos contenidos y tests de autodiagnóstico del mundo PAS, no se busca poner remedio a estas situaciones conflictivas o al menos, gestionarlas de una mejor manera posible, como se haría con un psicólogo, sino una mera identificación. "Depende de los demás que yo esté bien y, si no, peor para ellos, piensan", remarca la psicóloga.

Foto: Las personas altamente sensibles viven las emociones de manera más intensa y son más empáticos. (Rawpixel.com para Freepik)
¿Patología o rasgo de personalidad? No es lo mismo ser PAS que hipersensible

Entonces, ya no solo es fácil verse reflejado dentro del espectro altamente sensible; uno también se siente representado por una retroalimentación constante de mensajes que hacen que el sujeto piense que no es él quien tiene un problema, sino los demás que no son capaces de entender su condición. Y que además deben plegarse a sus exigencias. "Por ejemplo, imagínate que tienes un muy buen amigo al que le encantaría ir a un concierto contigo, pero tú asumes que no soportas el ruido ni estar rodeado de mucha gente", expone Pereira. "En vez de buscar un plan que os satisfaga a ambos, decides no quedar con él y reprocharle que haga aquello que le gusta, es decir, que fuera al concierto".

"No es que no quieran poner remedio a su situación, sino que para ellos el diagnóstico es la explicación a lo que les pasa y se quieren quedar ahí", prosigue la psicóloga. "No son conscientes de que pueden comportarse de una manera diferente o incluso normalizar algunos de estos síntomas como algo dentro de lo adaptativo". Entonces, ¿son las PAS personas egoístas al adoptar esa posición de víctima o exigir a los demás un patrón de comportamiento ajustado a ellos? "No solo es egoísta, sino que es poco funcional, porque el otro solo va a cambiar si considera que es un cambio beneficioso para él. ¿Si el otro no cambia, tú te tienes que quedar soportándolo? Si así fuera, eso quiere decir que mejorar tu vida ya no depende de ti, sino del papel que adoptan los demás. Lo curioso es que cuando parece que el PAS te ofrece una solución a todo el sufrimiento que has soportado durante años, en realidad es una esclavitud".

¿Está de moda hacerse la víctima?

En este sentido, ¿por qué el papel de víctima de repente se asume como una posición de poder o un rasgo que te hace sentir especial? Pereira expone un ejemplo bastante claro. "Estás en el trabajo y viene tu jefe y te echa una bronca tremenda delante de todo el mundo, hasta el punto de ponerte a llorar. Cuando acaba la situación, tus compañeros acuden a consolarte y ayudarte, lo cual genera lo que llamamos en psicología como ganancia secundaria. El individuo interioriza que para que le tengan en cuenta tiene que ser una víctima. Pero... ¿Qué pasa si busca esa victimización todos los días? Que los demás se cansan y dejan de prestarle atención cada vez que vuelve a ponerse a llorar. Entonces, la persona lo asimila como una injusticia, porque al final se ve como una víctima. Y pide ayuda, pero no para cambiar él, sino para que cambien los demás".

"El autocuidado no significa saber ponerle un nombre a lo que me pasa y así, como ya lo entiendo, echarle la culpa al mundo"

¿Tiene algo que ver el hecho de que los contenidos en psicología sean tan consumidos en redes sociales con que cada vez haya más gente que interiorice y asuma los rasgos que definen a las PAS? Es decir, ¿está de moda hacerse la víctima para llamar la atención de los demás o buscar un diagnóstico psicológico para justificarse? "La gente que viene a terapia a veces busca una etiqueta a lo que les pasa, ya que no lo entienden", asevera la experta. "Muchas veces pensamos que el solo hecho de saber lo que nos pasa ya soluciona algo. Eso, obviamente, está bien. Lo que sucede es que creo que vivimos en una sociedad más hedonista, entonces impera la sensación de que no podemos cambiar nada o no tenemos las ganas para hacerlo. El hedonismo conlleva disfrutar lo máximo posible con el mínimo esfuerzo".

Foto: Fuente: iStock
El ‘burnout’ del autocuidado: cuando el bienestar se convierte (también) en una competición

Pereira cree, sin embargo, que no es la popularización de los mensajes sobre problemas mentales lo que ha acentuado que se haya puesto tan de moda el término PAS, sino la noción de autocuidado. Una noción, en muchos casos, errónea. "El autocuidado no significa saber ponerle un nombre a lo que me pasa y así, como ya lo entiendo, echarle la culpa al mundo", concluye. "El autocuidado pasa por entender que la mejoría no está en que los demás cambien por ti, sino en qué puedes hacer para dejarte de sentir así de mal. Ese es el trabajo terapéutico que realizamos los profesionales: ayudar a que el paciente entienda que es responsable de su proceso de mejora. Porque, al final, esperar que los demás cambien conlleva una espera eterna".

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