El partido de Kyriakos Mitsotakis, el actual primer ministro griego, logró una amplia victoria en los comicios a mediados de mayo. Este fue el principal titular, pero el resultado de las urnas también estuvo marcado por dos factores: la estrepitosa caída de Syriza, el partido de izquierda equivalente a Podemos, y el retorno a primera línea del Pasok. El partido socialista griego no solo ha aumentado un 40% su porcentaje de votos desde las elecciones de 2019, sino que se perfila como candidato a recuperar su posición como segunda fuerza política. Una dinámica que amenaza con devolver a Grecia al mismo bipartidismo que había, supuestamente, condenado a muerte tras la crisis de la deuda soberana.

Los griegos han preferido apostar por continuar con la gestión económica del ejecutivo del partido conservador Nueva Democracia, liderado Mitsotakis, que derrotó por un margen de votos contundente a Syriza, la principal formación de la oposición durante los últimos años. Consciente de que puede obtener la mayoría absoluta en una repetición electoral en junio, el primer ministro ha descartado intentar pactar para formar un gobierno de coalición e informado a la presidenta del país el pasado lunes, Katerina Sakelaropoulou que no se dan las condiciones para que su partido forme un gobierno con otro grupo parlamentario.

En España, el partido de Tsipras fue la inspiración de Podemos, que quiso trasladar a España su efecto

"He aprendido a asumir la responsabilidad en momentos difíciles y no rendirme en la lucha" declaró el líder de Syriza, Alexis Tsipras, tras el batacazo. Su partido perdió por el mayor margen en medio siglo. Del 30% de los votos que se le pronosticaban en las encuestas, la formación izquierdista solo consiguió el 20% frente al 40% de los conservadores.

Syriza surgió en medio de la fuerte crisis económica que sacudió a Europa en 2010. Impulsado por los votantes indignados con la precariedad y la austeridad, superó al Pasok y partió en pedazos el tradicional bipartidismo hasta entonces presente en Grecia, coronándose como la fuerza política más importante de la izquierda griega y llegando al frente del Gobierno en dos ocasiones.

En España, el partido de Tsipras fue la inspiración de Podemos. La formación de Pablo Iglesias, que también surgió en 2014 a consecuencia de las protestas contra la austeridad, quiso emular a sus compañeros griegos y trasladar a España el "efecto Syriza". Iglesias aplaudió la victoria del partido helénico en las elecciones en enero de 2015 aunque, al contrario de lo que sucedió en Grecia, nunca fue capaz de desbancar al PSOE.

La hora de Mitsotakis: promete arrasar con el legado Tsipras y Syriza en Grecia

Tsipras llegó al gobierno rodeado de esperanza. La izquierda radical europea veía al primer ministro griego como el único capaz de hacer historia y plantarle cara a la troika. La mayoría de sus conciudadanos, ahogados por la crisis económica, también lo consideraron como única esperanza ante una asfixiante austeridad. Pero el líder griego, que había prometido terminar con la humillación a la que se había sometido su país, acabó firmando el tercer rescate a Grecia de la Unión Europea con un paquete de medidas correspondientes aún más duras, que incluían recortes salariales, subidas de impuestos, y reformas de las pensiones, los sistemas de sanidad y la educación. Una traición que muchos griegos a día de hoy siguen sin perdonarle.

Cuando perdió las elecciones de 2019, en las que obtuvo un 23,75% de los votos y se situó 10 puntos por debajo de los conservadores, Syriza no se desvaneció, sobreviviendo a la derrota y manteniéndose como líder de la oposición. Pero a pesar de que los años han tratado mejor a esta fuerza política que a las demás formaciones que surgieron al calor de la crisis económica, al partido que inspiró a Podemos se le ven las grietas.

La debacle ha sido tal que muchos ya se atreven a afirmar que estamos ante un fin de ciclo histórico en Grecia. Una predicción que se acabaría de confirmar si Syriza se viera superada en las elecciones de junio por los socialistas de Nikos Androulakis, los cuales parecen haber conseguido arañar los votos de los seguidores más moderados y desencantados del partido de Tsipras.

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El retorno de "la vieja guardia"

La estrepitosa caída de Syriza ha abierto la puerta al retorno del Movimiento Socialista Panhelénico (PASOK), partido que gobernó Grecia durante casi tres décadas y que en los últimos años se ha visto relegado a un segundo plano.

A pesar de todo, aún queda camino por recorrer para un verdadero resurgimiento de los socialistas, una formación que durante las décadas de los ochenta y los noventa estuvo asociado por los griegos con el estado de bienestar e importantes logros sociales. Pero la corrupción y los escándalos de los primeros años del siglo XXI le pasaron factura e hicieron que el partido sufriera una caída devastadora hasta convertirse en sinónimo de declive político en Grecia. Las elecciones posteriores a la crisis se caracterizaron por el derrumbe del PASOK, al que los votantes asociaron directamente con la crisis y las medidas económicas impopulares. El apoyo a los socialdemócratas cayó del 43,9% que habían obtenido en 2009 al 12,3% en 2012 y al 4,7% en 2015.

A pesar de que las cifras siguen sin parecerse a las de la época dorada de los años 80, parece que el PASOK empieza a vivir un momento dulce

El domingo pasado, el PASOK se situó en el 11%, un 40% más que las anteriores. A pesar de que las cifras siguen sin parecerse a las de la época dorada de los años 80, parece que la formación está empezando a vivir un momento dulce, hasta el punto de que este aumento ha sido considerado por Androulakis como todo un hito. Según su líder, los socialdemócratas están determinados a sacar lo mejor de la identidad histórica del socialismo y volver a convertirse en uno de los dos partidos que luchan por el liderazgo.

Eurodiputado en Bruselas durante los últimos siete años, Nikos Androulakis no reniega del pasado de su partido y ha basado su campaña electoral en la ecología y la mejora del sistema de salud público. Otro de los ejes de su campaña fueron las polémicas escuchas a políticos y periodistas llevadas a cabo por parte de los servicios secretos griegos. El político denunció que había sufrido un intento de espionaje en su teléfono a través del programa Predator. El líder del PASOK ha demostrado saber convertir la adversidad en ventaja y ha aprovechado el escándalo para impulsar su reconocimiento y limpiar la imagen del partido.

Tras ver cómo la formación del sol verde va recuperando parte del terreno perdido frente a Syriza, Androulakis expresó su optimismo de cara a las próximas elecciones. El PASOK quiere ver superados los días en los que su nombre se convirtió en sinónimo de decadencia y sus afiliados empiezan una vez más a confiar en un resurgimiento político. Del sorpaso a la inversa en junio dependerá si la narrativa se convierte en realidad.