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Masiva afluencia en la Feria de la Alubia y la Hortaliza Sunday, 19 November 2023


La Fiesta de Interés Turístico Regional de Casar de Periedo triunfa un año más entre los miles de visitantes que han acudido a la cita animados por el sol y las altas temperaturas


«Si nos perdemos quedamos en la bolera», le decía una mujer a su marido. Eran las once esta mañana y la Feria de la Alubia y la Hortaliza ya estaba llena de gente. No atestada todavía, porque se podía avanzar entre los casi doscientos puestos que han ocupado las calles del pueblo de Cabezón. Pero casi. A las dos ya era prácticamente imposible transitar. La feria, declarada de Interés Turístico Regional, ha tenido una afluencia masiva de visitantes, que han acudido animados por el sol y las altas temperaturas, más propias de una jornada primaveral que de mediados de noviembre. «¡Exagerado!», decía Juan José Monje, de Asturias, productor de quesos. «Pero es que mira la gente, en mangas de camisa». «Parece verano», «mamá qué calor», «a mí es que me encanta todo», «me está entrando hambre». Eran las frases que se escuchaban si uno se quedaba parado en medio del gentío. En el puesto número cero ya casi no quedaban alubias de Casar al poco de empezar la feria. «Hay mucha, mucha gente, dentro de un rato no habrá quién pare», asumía Carmen González, vendedora.

Y no había quién parase. Una marea de personas que probaban queso, bizcocho, orujo, chorizo, pan, aceite, magdalenas, café, sopa de ajo y hasta setas preparadas al momento. Eso solo por pasear, mirar y preguntar. Ya lo ha dicho el chef Jesús Sánchez, que ha sido nombrado Alubiero Mayor 2023. Que hay que «mantener esta tradición y este lujo gastronómico», que es un «enamorado de las alubias en todas sus versiones».

Y el que ha vuelto a enamorar a dos mil paladares ha sido el cocido montañés que se prepara allí mismo, en una cazuela de dos metros y medio de diámetro y un metro de profundidad. Con cinco mujeres que se turnan durante toda la mañana para revolver el potaje. Que sudan y dan una vuelta y otra y otra, con pañuelos en la cabeza y toquilla de los años cuarenta, porque lo de la alubia no es solo vender, es recrear y recuperar una forma de vida que casi se ha extinguido. Ya lo ha dicho también el consejero de Ganadería, Pablo Palencia, «que esta feria representa los valores de toda Cantabria». Si la cosa sigue triunfando así, el año que viene harán falta más calles para albergar a tanta gente.

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