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Weinstein disfruta de habitación privada, baño individual, televisión y teléfono Tuesday, 07 May 2024

Weinstein disfruta de habitación privada, baño individual, televisión y teléfono

El productor de Hollywood lleva casi dos semanas en un hospital de Manhattan para hacerse pruebas


Mercedes Gallego

Nueva York

Martes, 7 de mayo 2024, 18:52

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Harvey Weinstein ya no está en la celda del correccional de Mohawk (Rome, NY), a 160 km al noroeste de Albany, donde se suceden las peleas de los reos. Desde hace casi dos semanas disfruta de una habitación privada en el hospital de Bellevue, en Manhattan, donde le sirven la comida en bandeja y se pasa el día viendo la televisión y hablando por teléfono.

Su nueva situación no responde a la decisión del Tribunal de Apelaciones de anular la sentencia de 23 años por la que había sido condenado por abusar sexualmente de dos mujeres, sino a sus quejas de dolor en el pecho. Fuentes de la página de noticias The City aseguran que se trata de un caso de «trato especial», porque normalmente ese tipo de problemas de salud se tratan en las clínicas de la prisión.

Al día siguiente de que el Tribunal de Apelaciones del Estado de Nueva York anulase su sentencia y ordenase la repetición del juicio, por considerar que la declaración de otras mujeres que alegaban haber sufrido sus abusos condicionó al jurado, la bestia negra del #MeToo fue transferida a la prisión de Rikers Island, donde pasó custodia del Departamento de Correccionales de la ciudad de Nueva York. Solo duró un día en esa infame prisión del Bronx, que el alcalde Bill DeBlasio ordenó cerrar en 2027 por las denuncias de muertes, hacinamiento, trato vejatorio y otras violaciones de derechos humanos. Se la considera el nuevo Alcatraz, una de las peores prisiones del país. Para el otrora todopoderoso productor de Hollywood, al que más de 80 mujeres han acusado de abuso sexual, es solo una parada intermedia entre las aisladas cárceles de seguridad moderada cerca de Canadá en las que ha pasado los últimos cuatro años, y la de Los Ángeles, a la que será transferido para cumplir el resto de los 16 años de prisión a los que fue condenado en esa jurisdicción.

Todo indica que sus abogados han encontrado en el hospital de Manhattan una fórmula para hacer más llevadera esta etapa. «Le están examinando, es un hombre enfermo y necesita mucha ayuda, físicamente», dijo su abogado Arthur Aidala a la prensa cuando se le transfirió al hospital, al día siguiente de llegar a Rikers Island.

Lo habitual es que los reos sean tratados en la prisión y trasladados a centros hospitalarios externos solo de ida y vuelta para las pruebas necesarias. Aidala asegura que su cliente «tiene muchos problemas de salud». Las fuentes de The City, tanto en el Departamento de Prisiones como en el hospital, dicen que el productor de 72 años, al que se vio por última vez entrar en un juzgado empujando un andador, cuando no recibe visitas se pasa el día viendo CNN en su cama o en la butaca. Tiene capacidad para comer y afeitarse por sí mismo, ducharse y levantarse solo de la cama. Ha superado la neumonía con la que fue diagnosticado inicialmente, aunque es su dolor abdominal y punzadas en el pecho los que generaron la batería de pruebas realizadas en estas dos semanas.

Con todo, hay cuatro oficiales del Departamento de Emergencias de Correccionales que vigilan su puerta. Las mujeres de medio mundo ya están suficientemente indignadas como para tener que enfrentar la posibilidad de que escape. «¿De verdad necesita cuatro agentes especiales?, cuestionó el ex comisionado de prisiones, Martin Horn, en respuesta a las acusaciones de TheCity, quien no ve en el él riesgo de fuga. «Dos normales podrían vigilarle», defendió.

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