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Ahora que ha llegado el verano, una de las actividades favoritas que practicar es acudir a la playa. En realidad, a esta se puede asistir en cualquier época del año, ya que siempre hay atrevidos que se animan a darse un buen baño, independientemente del clima del que se disfrute ese día en cuestión. Aun así, es evidente que, durante los periodos estivales, las aglomeraciones de gente en la costa son algo muy común y, por lo tanto, es más difícil preservarlas en su estado natural sin perturbar la paz de otros visitantes.

Y es que en la playa hay múltiples actos que su realización está prohibida por ley. Si se llevan a cabo, los artífices pueden ser sancionados con una multa económica que podría oscilar entre los 400 y los 3.000 euros. Una de ellas es fumar. Cada vez es más común disfrutar de las olas de mar y la arena en un lugar libre de humo. Es por este motivo que prácticamente todas las provincias costeras cuentan con, al menos, una playa exenta de tabaco. Esto será indicado con una señal en la playa. Si no se cumple esta norma, la sanción, que puede alcanzar los 450 euros, está asegurada.

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Una de las tradiciones que se perderán a nivel legal es la de jugar con pelotas o palas, ya que estas pueden afectar en la convivencia con otros bañistas. La multa impuesta por ignorar esta norma es alrededor de los 500 euros. Esta podría aumentar si vamos acompañados por nuestras mascotas. Llevarlas podría salirnos muy caro, ya que la sanción puede llegar hasta los miles de euros en algunos municipios.

Prohibiciones en la costa

Hay muchas personas que son extremadamente cuidadosas con su higiene, incluso en la playa. El uso de geles y champús en las duchas públicas ha aumentado con los años. Sin embargo, su utilización no está permitida por motivos ecológicos. Esta norma se extiende al lavado de materiales con productos que contengan detergente. De todas formas, no serán muchos los objetos que podremos limpiar, y menos de cocina, ya que, si queremos comer en la playa, debemos llevar la comida ya cocinada. De prepararla en mitad de la costa, podríamos enfrentarnos a una multa de hasta 1.500 euros.

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Otra práctica habitual en la playa es la venta ambulante. Para realizarla, es necesario contar con un permiso especial que se obtiene en el ayuntamiento al que pertenece la costa en la que se pretende comerciar. De vender sin ningún tipo de licencia, la multa puede alcanzar los 1.500 euros. Además, si se trata con algún tipo de producto alimenticio, estos deben pasar por el control sanitario estipulado para cualquier tipo de establecimiento que prepare comida.

Por último, no está de más recordar que hacer un ruido excesivo en la playa puede ir acompañado de su correspondiente sanción, que puede llegar hasta los 700 euros. Aunque pueda parecer que el sonido de una playa ya es muy fuerte por defecto, esta norma se refiere especialmente al uso de altavoces con el volumen muy alto.