Este viernes Cantabria se despertó en pleno verano. Con una temperatura que daba gusto pasear, quienes estaban cerca del acantilado El Bolao, en el municipio de Cóbreces, vieron cómo un tractor portaba una cabina de teléfono de las de toda la vida hacia el precipicio. La curiosidad de la escena merecía bien la atención porque recordaba al cortometraje de Antonio Mercero (1972) con José Luis López Vázquez como protagonista, aunque esta vez en el interior no había nadie. Cuando el vehículo llegó casi al borde del abismo, unos técnicos bajaron la instalación y la colocaron con cuidado.

Al poco empezaron a llegar profesionales de la imagen para grabar un anuncio. «De Movistar», decían unos vecinos. El contenido se guardó con absoluta confidencialidad pero que estaban grabando allí un spot corrió como la pólvora por el municipio. «Nos han dicho que en unos quince días veremos el anuncio completo en televisión», decía otro vecino que permaneció atento al rodaje mientras un equipo de más de veinte personas trabajaba grabando planos aquí y allá.

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Y más que el rodaje en sí, lo que llamaba la atención era ver la cabina allí plantada. Desde los años sesenta esas ‘casetas’ acristaladas se convirtieron en el refugio de miles de llamadas que a cambio de monedas te conectaban con el mundo. Fueron un servicio universal y esencial para miles de españoles. Con el tiempo fueron quedando reducidas a un soporte tipo columna con el teléfono en alto pero sin paredes ni puertas y, con la llegada de la telefonía móvil, dejaron de tener sentido y utilidad por lo que la mayoría terminó siendo objeto de los vándalos.

En enero de 2023, el Ayuntamiento de Santander concedió la licencia a Telefónica para que retirara las 30 que continuaban en la vía pública, y en pocas semanas desaparecieron de la capital cántabra. Los últimos datos nacionales sobre su uso son de finales de 2020, cuando entre las 14.824 cabinas distribuidas por todo el territorio nacional se registraron una media de 0,17 llamadas al día, lo que se traducía en un promedio de una llamada semanal. Su retirada representó el adiós a una tecnología que marcó una época y que Movistar volverá a llevar a televisión con el mar Cantábrico y El Bolao como telón de fondo.