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Le atravesó un rayo cuando tenía a su hija en brazos: así le cambió la vida Monday, 18 September 2023


Nunca llueve a gusto de todos, y es que a algunos los días de lluvia les ponen tan contentos como a todos decaídos. Sin embargo, la lluvia puede llegar de muchas formas. Cuando lo hace con tormentas suele hacer coincidir a cualquiera: es sinónimo de peligro, y por eso puede provocar miedos incontrolados.

Hay quien, aun así, disfruta de una jornada de truenos y rayos. Total, alegan, la probabilidad de que te caiga un rayo parece ser una entre un millón... La idea nos aleja de sí misma, porque... ¿Cómo me va a caer un rayo a mí? Eso, prácticamente, solo pasa en las películas, puedes estar pensando tú también.

Foto: El consejo definitivo que deberías tener en cuenta si una tormenta eléctrica te pilla en el coche. ( EFE / Carlos de Saá)
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El consejo definitivo que deberías tener en cuenta si una tormenta eléctrica te pilla en el coche

Nada más lejos de la realidad, y son las historias de los propios supervivientes a estos fenómenos las que lo dejan claro. Scott Knudsen no es el único, ni el más reciente en ser alcanzado por un rayo, pero la experiencia de este vaquero de Texas, Estados Unidos, ha servido para concienciar no solo a la gente sino también a los profesionales, y así lo ha contado ahora en el programa de radio de la BBC, Outlook.

¿Qué acaba de pasar?

Nos remontamos a 2005. Por entonces, Scott, que es la quinta generación de una familia de rancheros, estaba acostumbrado a quedar a la intemperie durante tormentas eléctricas, explica a dicho medio. Podía intuir como cualquiera que la naturaleza es imprevista, pero hay otro dicho que asegura que nunca eres consciente de algo hasta que no te pasa. Así fue.

(iStock)
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Knudsen se encontraba en el terreno familiar. Hacía un día despejado: cielo azul, pocas nubes... Por supuesto, no vio venir el rayo que, de pronto, impactó sobre su cabeza. ¿Qué acababa de pasar?

El joven se encontraba a escasos metros de su esposa Tracey, explica, y por si fuera poco sostenía en brazos a la hija de ambos, que ese día cumplía un año. "Recuerdo que mi esposa me llamó y me dijo: ‘Tengo una sorpresa para ti, ven al granero’. Entonces me acerqué y ella estaba allí, sosteniendo a Hailey. Había lavado el tractor", recuerda Scott, quien continúa: "Estábamos admirando el tractor, todo brillante y reluciente, y Tracey me pasó a Hailey, así que la estaba sosteniendo sobre mi brazo izquierdo, y Tracey se quedó a mi derecha".

Le entró por la cabeza

Según detalla, aunque sobre ellos el cielo estaba azul podía verse que a unos kilómetros llovía, "pero donde estábamos hacía sol. Disfrutábamos de ese tiempo con nuestros animales rodeados de gallinas, caballos y perros cuando sucedió". Siempre han insistido en que aquel día
no había una amenaza inmediata de tormenta en la zona.

"A mi hija no le afectó, pese a todo, ya que era yo quien estaba haciendo contacto con el suelo y solo pasó por alrededor de su cuerpo"

La realidad fue otra en un instante más inmediato que el parpadeo de unos ojos. De pronto "la luz más fuerte y el ruido más ensordecedor que hemos escuchado nunca". Se trataba de un rayo que había alcanzado a Tracey, tan directamente que señala que le entró por la cabeza y le salió por la mano. "A mi hija no le afectó pese a todo, ya que era yo quien estaba haciendo contacto con el suelo y solo pasó por alrededor de su cuerpo".

El susto no quedó ahí. "Los caballos chocaron unos con otros y por un rato todo fue un caos", recuerda. Incluso su mujer, aunque no fue golpeada directamente, sintió algunos efectos del relámpago. "Durante varios días, mientras parpadeaba, veía fuertes destellos de luz".

En un día soleado

Él volvió inmediatamente a un estado consciente, dentro del shock que supuso el momento, y le preguntó a ella si estaba bien. Pasado el primero susto, la pareja fue retomando sus actividades como si nada… Aunque aún no había pasado todo.

(iStock)
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"Creo que las endorfinas y la adrenalina se dispararon y eso tapó como una nube lo que acababa de pasar, y el dolor", analiza su marido. Pero los síntomas de lo que había ocurrido no tardaron en aparecer.

"Seguimos adelante con nuestro día, en ese momento no sabíamos que algo estaba mal", dice Tracey, quien recuerda que, cuando entraron a la casa, vieron que los aparatos se habían reiniciado como consecuencia del impacto del rayo. Sin embargo, "a medida que avanzó el día me empezó a doler más y más el cuerpo, y fue cuando empecé a sentir las quemaduras y los efectos residuales de haber sido golpeado", afirma Scott.

Desconcierto en el hospital

Seguían preparando la fiesta de cumpleaños de su pequeña, así que la mujer salió a recoger la tarta. A la vuelta, "Scott estaba como en un estado zombi: unas ojeras enormes, los ojos desorientados, él mismo parecía muy confundido, arrastraba las palabras al hablar hasta que apenas pudo hilar una oración. Casi como un borracho".

Fue entonces cuando acudieron al hospital. Allí, los médicos vieron que, en efecto, Scott estaba mal, pero no lograban identificar qué tenía. Al cabo de unas horas y varias pruebas, determinaron que estaba sufriendo los efectos de una conmoción cerebral, que era mejor pasarlos en casa.

Con los años, ambos se enteraron de que nunca deberían haber dejado el hospital aquel día como le aconsejaron, "porque tenía que ser monitoreado"

Con los años, ambos se enteraron de que nunca deberían haber dejado el hospital aquel día, "porque tenía que ser monitoreado", cuenta Tracey. Los síntomas, por supuesto, no se redujeron sino que fueron agudizándose. Lo que estaba ocurriendo en el interior de este hombre es que su cerebro se estaba "reseteando".

Aquello le provocó una pérdida absoluta de la memoria, tanto que tuvo que volver a aprender a leer y escribir. Además, se le despegaron todos sus empastes dentales y encontraron líquido en sus pulmones. Hoy en día, ha superado prácticamente todas las secuelas, aunque para ello ha necesitado años. Lo peor es, asegura, haber tenido que volver a trazar su infancia y su juventud con ayuda de los demás. De hecho, "cuando vuelvo a mi ciudad de origen y veo a la gente, no la reconozco", relata.

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