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’Vera’ o la terrible maldición de ser "hijo de papá" Friday, 11 August 2023


Extensiones rubio platino, ropa ceñida, sombrero de cowgirl y los surcos de un bisturí que ha intentado —infructuosamente— paliar su falta de autoestima. En España, pocos conocen a Vera Gemma, pero en Italia esta actriz —al menos así se presenta ella misma— de 50 años es una celebrity nacional al nivel de nuestra Belén Esteban; protagonista de programas del corte de La isla de los famosos, rostro habitual de los programas del corazón y personaje familiar en los salones comedor de todas las casas ítalas. Gemma pasea por las calles de Roma y —casi— todo el mundo la reconoce, subida a sus zapatos de tacón kilométricos y su trabajadísima figura embutida en ropa de alta costura con un toque trash a lo Roberto Cavalli.

Y ella es la protagonista absoluta de Vera, una película híbrida entre el documental y la ficción, dirigida por el matrimonio formado por Tizza Covi y Rainer Frimmel, participante en la sección Horizontes del último Festival de Venecia y ganador del premio a mejor actriz. Y ahora desembarca en el Atlàntida Film Fest y en Filmin, donde ya está disponible hasta el 24 de agosto.

En Vera los directores reflexionan sobre la carga que supone para la protagonista haber nacido a la sombra de su padre, Giuliano Gemma, un famosérrimo actor de spaghetti westerns convertido en memoria colectiva y sagrada. "Por culpa de mi padre, no he podido tener una relación normal con ningún hombre", se queja Gemma en un momento de la película, secundada por su hermana, ambas castradas por el recuerdo de un progenitor que encarnó la belleza y la virilidad de todo un país en los años sesenta. Todo queda resumido en el retrato del padre que corona la cama del dormitorio de la actriz.

En la ficción —¿o documental?—​, Gemma busca sustituirlo a través de hombres jóvenes que se aprovechan de sus contactos, su apellido y su cuenta bancaria, cada vez más menguante. En otro momento, las dos grandes "hijas de" de Italia, Gemma y Asia Argento, visitan la tumba del hijo de Goethe, enterrado en Roma, en una escenificación de la losa que supone crecer a la sombra de un árbol demasiado grande y demasiado fructífero.

Vera Gemma y Asia Argento en ‘Vera’. (Filmin)
Vera Gemma y Asia Argento en ‘Vera’. (Filmin)

En Vera, Gemma se entrega en un acto de total generosidad, poniendo al servicio de la ficción sus traumas más profundos. Su cara, deforme después de incontables cirugías plásticas que le impiden conseguir papeles como actriz, es el resultado de años de expectativas de llegar a la altura del padre. Cuenta Gemma que su madre, cuando no había llegado a la pubertad, les insistía a su hermana y a ella para que se operasen la nariz. Cuenta Gemma que, durante años, ha soportado los bisbiseos malintencionados que sí llegaban a sus oídos: "Pobrecita, con lo guapo que era su padre". Hoy que los "hijos de" están de actualidad, la película de Covi y Frimmel se adentra en la decadencia de las estirpes, en el fin de raza, en aquellos apellidos que en una generación han perdido el esplendor, convertidos en monos de feria, en una suerte de star-system de supermercado.

Pero la película no se queda ahí. A la documentación del día a día de Gemma los directores le añaden una trama de ficción que incide en las relaciones paternofiliales castrantes y a su vez suma una capa de contraste de clase: durante un trayecto por la ciudad, el chófer de Gemma atropella a un niño pequeño. Para resarcirse, la actriz decide ocuparse de él y se adentra en la realidad de una familia desfavorecida que ni siquiera tiene agua corriente en casa. Gemma y el niño construirán una relación que intentará sanar las carencias de una vida al servicio de sus progenitores.

Otro momento de la película. (Filmin)
Otro momento de la película. (Filmin)

La actriz y los directores exploran las posibilidades de la ficción, de la autoficción, de la no ficción. Vera Gemma interpreta una versión dramatizada de sí misma y el espectador juega a intentar distinguir dónde empieza una y dónde acaban las demás. La necesidad de amor desinteresado de la protagonista es lo que atraviesa cada una de las situaciones que, aunque interpretadas, dejan entrever que, si no ocurrieron en el pasado, podrían perfectamente haber ocurrido. Covi y Frimmel presentan un personaje trágico y entrañable debajo del plástico y la purpurina. Los planos de Gemma fiesta tras fiesta, sola a la vez que rodeada de gente, como decía Marilyn, son de una melancolía desarmante. La frivolidad y el dolor confluyen en un personaje con muchas más aristas de lo que aparenta.

Una mujer intentando encontrar su sitio y algo de verdad en un entorno de relaciones de poder y falsas apariencias.

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