La tensión entre Serbia y Kosovo se recrudece de nuevo después de que Belgrado haya detenido el miércoles en su territorio a tres policías del país vecino. Mientras Pristina asegura que los agentes han sido «secuestrados», el Gobierno serbio indica que ha frustrado los planes de un «ataque terrorista» que tenían los efectivos.

El Ejército de Serbia ha informado que tres uniformados kosovares fueron sorprendidos con armas automáticas, dispositivos de GPS, mapas y otros equipos en la aldea de Gnjilica, municipio de Raska. Belgrado alega que los agentes estaban a unos seis kilómetros de la frontera en lo que ellos llaman «una línea administrativa». Por contra, la Policía kosovar afirma que los agentes pertenecían a una unidad de vigilancia fronteriza y desaparecieron después de informar de la presencia de individuos encapuchados y armados en la zona.

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Las tensiones han elevado el pulso que mantenían ya los dos países a finales de mayo cuando se desataron violentas protestas en el norte de Kosovo, cuya población es de mayoría serbia. Entonces, resultaron heridos decenas de miembros de la fuerza de la OTAN en el norte del país cuando trataban de controlar a los manifestantes que buscaban evitar que los alcaldes de origen albaneses, recién elegidos, tomaran posesión de su cargo.

El primer ministro de Kosovo, Albin Kurti, ha acusado a Serbia de haber ejecutado un «acto de venganza» por la detención el martes de Milun Milenkovic ‘Lune’, presunto jefe de un grupo paramilitar serbio. Milenkovic estaría vinculado al crimen organizado y el contrabando pero, principalmente, es considerado por Pristina como un instigador de las revueltas de hace un mes.

«La incursión de fuerzas serbias en nuestro territorio constituye una agresión internacional que busca una escalada y la desestabilización», ha afirmado Kurti en Facebook. «Exigimos la liberación inmediata de los tres policías secuestrados», ha agregado. Y ha ordenado el cierre del tráfico de mercancías en la frontera, según fuentes citadas por el diario ‘Gazeta Express’. Kosovo no permite la entrada de ningún producto serbio, lo que implica el bloqueo también de todos los camiones con matrícula serbia.

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Los hechos han ocurrido justo cuando la Unión Europea intenta mediar las relaciones entre los dos países. El presidente de Serbia, Aleksandar Vucic, se reunió este jueves con los principales representantes diplomáticos de Alemania, Francia e Italia para trasladar su preocupación sobre los últimos acontecimientos. «Les he pedido que hagan todo lo posible para impedir que Kurti inicie una nueva guerra en los Balcanes», ha publicado en redes sociales, junto a una imagen del encuentro.

Para frenar la escalada del conflicto, el alto representante de la UE para Política Exterior, Josep Borrell, ha señalado este jueves que convocará la semana que viene en Bruselas a Serbia y Kosovo en una nueva ronda de conversaciones. Borrell ha explicado que se han puesto también sobre la mesa ciertos requisitos que lleven «al restablecimiento de la paz». Ha pedido la suspensión inmediata de las operaciones policiales en las inmediaciones de los edificios municipales en el norte de Kosovo al igual que los «sujetos radicales» serbios y convocar a elecciones anticipadas en cuatro municipios. La disputa recae en que se ha solicitado que se celebren elecciones anticipadas en los cuatro municipios donde la población serbia boicoteó los comicios el año pasado. Ante la falta de medidas por parte de Pristina para atajar la crisis, la UE ha adoptado la suspensión de visitas de alto nivel y la congelación de la cooperación financiera con Kosovo.