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Toast, el primer pan de molde español Thursday, 28 March 2024


Gastrohistorias ·

Con nombre inglés y rabiosamente moderno, transformó en los años 50 la forma en que se hacían las torrijas de manera tradicional


Ana Vega Pérez de Arlucea

Viernes, 29 de marzo 2024, 00:03

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España está entorrijada, ¿quién la desentorrijará? A las legiones de torrijas de restaurante, omnipresentes desde hace años, se suman ahora en tropel las torrijas de pastelería y las de elaboración casera. Hay sobreabundancia torrijera para elegir, pero lo malo es que ya casi nadie las hace con pan normal, con pan del que tiene corteza firme, miga vieja y bocado consistente.

Hace años que las torrijas se han domesticado, volviéndose cursis y blandas al paso que marcaban los brioches y los panes «especiales para» que por llevar, llevan incorporado hasta el sabor a canela y limón. Mi Santo Grial es una torrija grandota de pan de hogaza, como las que hacía mi tía en el pueblo cuando yo era pequeña y como las que ya no se ven en ningún lado a no ser que las hagas tú mismo.

Lo bueno es que ya sé a quién echarle la culpa de la decadencia y general reblandecimiento torrijeros: al pan Toast. Lo pueden pronunciar ustedes ‘tóust’, como en inglés, o ‘tóas’, como muy probablemente lo hacía todo el mundo en los años 50 cuando nadie sabía ‘inglispitinglis’ y, por tanto, desconocía que toast significa «rebanada de pan tostado».

El pan Toast fue el primer pan de molde industrial fabricado en España. También fue el proyecto que resarció a un trabajador español de una larga vida de privaciones y esfuerzos en tierras lejanas. Tras más de 45 años en Francia, el pasiego Francisco Gómez Cobo (Vega de Pas, Cantabria 1888-Madrid 1972) volvía a España como empresario exitoso y uno de los mayores fabricantes de pan y galletas del país vecino. A sus factorías de Toulouse, Aviñón y París añadió en 1954 una nueva fábrica en el barrio madrileño de Hortaleza que sería propiedad de sus hijos y dirigida por su yerno Emeterio Pajares.

Bajo el nombre de Industrias Selectas del Trigo S. A.-Productos Toast se elaborarían los mismos alimentos que Gómez Cobo llevaba años vendiendo en Francia pero que aquí eran absolutamente novedosos, como el pan Biscotel Toast («corruscantes rebanadas bitostadas», decía su publicidad), el pan tostado con pasas o el pan de molde Toast, que bajo distintos formatos y modalidades (americano de rebanada grande, enriquecido con vitaminas, Pamby y Panhogar de tamaño familiar) se popularizó extraordinariamente entre los consumidores españoles.

Hasta entonces y desde finales del siglo XIX el pan de molde había sido un lujo, un producto artesano que se preparaba en algunas panaderías selectas, hoteles o ciertos hogares con ínfulas cosmopolitas. De inspiración inglesa, este tipo de pan con mucha miga y casi sin corteza se horneaba dentro de largas latas de metal cerradas: su textura suave era la ideal para hacer canapés, sándwiches o tostadas con mantequilla, bocados que ahora son corrientísimos en nuestra dieta pero que entonces aún eran una novedad, sobre todo cuando se armaban sobre este pan de estilo extranjero.

Protestas en prensa

Tan ajeno era el pan de molde al paladar nacional que en 1914 y 1917, cuando las huelgas de panaderos empujaron a los hoteles a recurrir al molde para todo, aparecieron en prensa varios artículos de protesta. Aquello no era pan decente ni era nada, y como mucho valía para hacer picatostes de sopa u otras melindres.

Todo cambiaría en los años 50 por el desarrollo de la industria en otros países. De Francia traería Gómez Cobo la inspiración tanto del biscote como del pan de molde, mientras que pocos años más tarde desembarcaría en nuestro país la mexicana Bimbo, que cambiaría hasta la manera en que nos referimos popularmente a este producto. Lo que para nosotros es el ‘pan bimbo’ era para nuestros abuelos el ‘pan toas’, de venta en las mejores panaderías, mantequería y ultramarinos.

Aunque su producción comenzó en 1954, su marca comercial y modelo industrial no se registraron hasta principios de 1955, justo a tiempo para que a don Francisco y a su yerno se les ocurriera una manera especial de difundir el uso del pan Toast... «¡Torrijas! Hágalas este año con la fórmulas casera Toast, auténtico pan de molde con corte especial para torrijas», decían los anuncios. «Toast le fabrica las rebanadas, ¡usted sólo tiene que condimentarlas!». Con harina, leche, mantequilla, azúcar, levadura y sal Toast elaboraba un pan ligeramente dulce que se empapaba de forma rápida y homogénea y resultaba perfecto para las torrijas (o como se llaman en Cantabria, tostadas).

La novedad del pan de molde, desconcertante para muchas amas de casa, hizo que la empresa imprimiera unos pequeños folletos con información nutricional sobre el mismo, maneras de utilizarlo y una veintena de recetas. ¿Cómo iba a faltar la de las torrijas?

La receta de las torrijas Toast

Se empapan ligeramente de leche las rebanadas de pan de molde Toast, cortadas a un grosor aproximado de 12 mm. Después se rebozan bien de huevo. Posteriormente se fríen en aceite de oliva, a punto fuerte y abundante. Se ponen en un bandeja no demasiado honda. Se cubren (cuando aún están calientes) con un almíbar hecho con 375 gramos de azúcar, 250 de miel, un litro de vino blanco ligeramente rebajado con agua, raspadura de limón, canela y vainilla. Para la buena cocción de este almíbar debe estar hirviendo durante 15 a 20 minutos.

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