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La historia oculta tras la foto de la destrucción de la sonda rusa Luna-25 Monday, 04 September 2023

La imagen bajo estas líneas es el epílogo de la crónica de una muerte anunciada, el colapso del antaño legendario programa espacial soviético que, en manos de la corrupta oligarquía rusa dirigida por Putin, ha terminado convertido en el hazmerreír del mundo y la humillación profunda de un líder y una nación que antes se levantaba orgullosa en la carrera espacial contra su gran enemigo, los Estados Unidos.

Y aún más humillante es que el instrumento que ha tomado la fotografía de la sonda rusa Luna-25 estrellada sea norteamericano. Ha sido el Lunar Reconnaissance Orbiter de la NASA —que lleva mapeando desde 2009 la superficie selenita para organizar la vuelta de los astronautas de EEUU después de cinco décadas de batir a los soviéticos en la carrera a la Luna, su primera gran derrota— el que capturado un antes y después de la fallida nave en el regolito gris.

Foto: Megacristal de piroxeno retroiluminado en el Erg Chech 002. (Charles Hassen)
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La penúltima y definitiva humillación

Un antes y un después también del programa ruso, que escuece aún más en Moscú después del éxito de la sonda lunar india Chandrayaan-3, el primer objeto humano en aterrizar en el polo sur el pasado 23 de agosto, apenas cuatro días después de que Luna-25 perdiera el control para terminar su existencia en un cráter de 10 metros de diámetro, según la medida de la NASA.

El éxito indio —país al que se le suponía falsamente un gran atraso tecnológico en comparación con la decadente Rusia— ha sido la puntilla que nadie esperaba en el Kremlin y remata el colapso de la agencia Roscosmos. La misión Chandrayaan-3 y su róver siguen su curso con éxito después de ejecutar la maniobra automática de entrada y búsqueda de un lugar de aterrizaje plano. La sonda ha medido, por primera vez, la temperatura en esta latitud lunar.

Cráter de 10 metros provocado por Luna-25. (NASA)
Cráter de 10 metros provocado por Luna-25. (NASA)

En comparación, la primera misión lunar de Roscosmos en 47 años terminó de forma casi instantánea en el momento en que la maniobra para colocarlo en posición falló totalmente. El propulsor que debía ejecutar este cambio de posición durante 84 segundos siguió quemando combustible durante 127. Este exceso de impulso lo estrelló 47 minutos después de la maniobra. Usando los datos de Roscosmos, el LRO de la NASA pudo localizar el lugar estimado de impacto con éxito.

Ampliación del cráter. (NASA)
Ampliación del cráter. (NASA)

Nadie sabe con exactitud el origen de este fallo garrafal de la que se suponía iba a ser la vuelta triunfal de la antigua Unión Soviética a la Luna desde los tiempos de Leonid Brézhnev, a finales de los años 70. Pero Mikhail Marov —un renombrado astrónomo ruso y consultor clave de la misión— ha sido hospitalizado tras “exigir transparencia” sobre el fracaso de la misión, en una velada acusación de corrupción a la industria espacial rusa que deja de nuevo en muy mal lugar al Vladímir Putin, que ordenó personalmente la misión hace unos años, vendiendo la idea de que Rusia iba a montar una estación lunar permanente. Obviamente, esto último no sucederá. Y aquí está la historia y su estado actual para demostrarlo.

Ilustración del impacto de la sonda Luna-25 realizada con inteligencia artificial. (SDXL/Novaceno)
Ilustración del impacto de la sonda Luna-25 realizada con inteligencia artificial. (SDXL/Novaceno)

Éxito...

La realidad es que la agencia espacial rusa es un auténtico desastre. La lista de fallos garrafales producto de la incompetencia y la corrupción es interminable y desmuestra que la decadencia de Roscosmos parece imparable y está acelerándose día a día, como ha demostrado Luna-25.

No siempre fue así. Al principio, el programa espacial de la antigua Unión Soviética humilló a los norteamericanos, comenzando por el lanzamiento del Sputnik, el primer satélite artificial creado por humanos. Le siguieron las pruebas suborbitales con animales y el gran éxito del programa: Yuri Gagarin.

Gagarin en primer plano.
Gagarin en primer plano.

El hijo de un modesto agricultor, Yuri Alekseyevich Gagarin, fue el primer humano en llegar al espacio y orbitar la Tierra gracias al genio de Sergei Korolev, el arquitecto principal de la aventura cósmica soviética en pos de la Lua. El 12 de abril de 1961, Gagarin entró en su nave, la Vostok 1, inició el prelanzamiento y esperó a la cuenta atrás. Horas más tarde, murmuró una de las frases más hermosas y a la vez obvias de la historia: “La Tierra es azul. Qué maravilla. Es asombrosa”.

Gagarin dijo esas palabras cuando estaba orbitando a 300 kilómetros sobre la superficie terrestre, expresando exactamente el mismo sentimiento que todos y cada uno de los astronautas han tenido desde aquel primer vuelo. Un sentimiento de absoluto asombro ante la belleza de nuestro pequeño planeta. Intentando alcanzar las estrellas, Gagarin y el resto de la humanidad se dieron cuenta de lo única y preciosa que es la Tierra.

Yuri Gagarin (1934-1968, izquierda) y Sergei Korolev en una imagen de 1966, pocos días antes de la muerte del segundo.
Yuri Gagarin (1934-1968, izquierda) y Sergei Korolev en una imagen de 1966, pocos días antes de la muerte del segundo.

A partir de ahí, empezaron a llegar los desastres, con la muerte de astronautas (que permaneció en secreto durante décadas) y accidentes mortales en Tierra. La decadencia comenzó con la muerte de Korolev en 1966, un genio que está considerado como “el padre de la astronáutica práctica”. En ese momento, llegó el colapso de la misión soviética para llegar a la Luna, provocado por el descontrol de su conglomerado espacial. Aunque muchos piensan en aquel legendario programa espacial como algo monolítico, en realidad estaba formado por diversos gabinetes que competían ferozmente entre sí.

En los tiempos de la Unión Soviética, Korolev era el director de orquesta. Pero, cuando desapareció, aquel frágil tinglado empezó a desmoronarse. Básicamente, el Estado soviético —y después Rusia— siguió viviendo de los diseños de aquel genio durante décadas. El programa ruso mantuvo un aura de invencibilidad que en realidad es falsa si miras a las estadísticas, como cuenta el experto de la academia naval americana David Burbach: “Tienen el peor historial de todas las potencias espaciales”.

... decadencia y corrupción rampante

Según la Planetary Society —una organización no gubernamental dedicada al seguimiento y fomento de la exploración espacial con fines científicos—, de 2011 a 2016 los rusos tuvieron 15 problemas graves en sus cohetes que acabaron en la destrucción o inutilización de satélites y naves de carga.

El 28 de noviembre de 2017 hubo otra gran pifia en la que los rusos perdieron uno de sus satélites para la observación atmosférica y 20 microsatélites más por “un fallo humano”. El mes siguiente, en otro lanzamiento, también perdieron la conexión con un satélite de comunicaciones que habían construido para Angola, el primero de este país.

Uno de los agujeros en la Soyuz, que al parecer estaba tapado con pegamento. (NASA)
Uno de los agujeros en la Soyuz, que al parecer estaba tapado con pegamento. (NASA)

El 29 de agosto de 2018, la ISS comenzó a perder oxígeno por un agujero en la nave Soyuz MS-09 conectada a la estación. Inicialmente, según la agencia rusa de noticias RIA Novosti, fue causado por un trabajador de RSC Energia, el fabricante de las Soyuz. Después de un año, el jefe de este circo ruso —un tipejo oscuro del que hablaremos bastante en este artículo— negó que esa fuera la razón y dijo que la mantendría en secreto por motivos que no se ha molestado en desvelar, pero que huelen a excusa para tapar la crisis de su organización.

Uno de los agujeros en la Soyuz, que al parecer estaba tapado con pegamento (NASA)
Uno de los agujeros en la Soyuz, que al parecer estaba tapado con pegamento (NASA)

El 11 de octubre de 2018, la Soyuz MS-10 tuvo que abortar el lanzamiento dos minutos después de la ignición. El sistema de emergencia se activó, separando la nave tripulada por el astronauta Nick Hague y el cosmonauta Alexy Ovchinin, que cayeron a casi 500 kilómetros de la plataforma de despegue después de soportar aceleraciones de 7G.

Tecnología anticuada y ahora poco fiable

Luego está Nauka. Un módulo de por sí anticuado que tenía que haber llegado a la ISS en el 2007, pero que no lo hizo por múltiples fallos detectados en su construcción. 14 años de parches más tarde y con la garantía de sus motores y otros componentes caducada, un cohete Protón lo puso en órbita el 29 de julio de este año.

El problema surgió cuando el módulo empezó a disparar sus retrocohetes a lo loco —los de la garantía caducada— y lanzó a la estación espacial en un giro descontrolado. Las alarmas saltaron en Houston y Moscú, pero Roscosmos no pudo intervenir porque la ISS estaba fuera de su radio de control en esos momentos y ellos eran los únicos que podrían desconectar los motores.

Una obsoleta nave Soyuz atracada en el obsoleto módulo Nauka. (NASA)
Una obsoleta nave Soyuz atracada en el obsoleto módulo Nauka. (NASA)
El módulo Nauka
El módulo Nauka

Finalmente —y después de una rotación y media de la estación—, los rusos lograron desactivar los propulsores de Nauka y la NASA pudo volver a establecer la posición original de la ISS, comprobando con alivio que no había sufrido daños. El error puso en serio peligro la estación, aunque la NASA minimizara inicialmente la situación para evitar aún más tensiones con su socio ruso. Tensiones que no paran de subir gracias a estos problemas continuados y la actitud chulesca del director de Roscosmos. Los fallos continuaron, grandes y pequeños, pero la frecuencia va cada vez a peor.

Aquellas Soyuz supuestamente infalibles han pasado a ser naves en las que no se puede confiar. Tanto que es una de las razones por las que la NASA aceleró el desarrollo del SpaceX Dragon Crew y otras naves tripuladas americanas. De hecho, SpaceX es una de las razones de la aceleración de la decadencia rusa: la caída de contratos de las organizaciones aeroespaciales rusas provocadas por el auge de la compañía de Elon Musk ha dejado sin dinero a la industria rusa. La NASA ha pasado a depender de SpaceX para sus misiones tripuladas y pronto entrará también Boeing y su Starliner.

Foto: El motor de iones chino. (SCMP)
China está desarrollando motores para ir a Marte en 39 días

Un dato: Roscosmos cuenta para 10 años con el presupuesto de la NASA de un año. Los chinos, por su parte, ya les han superado en inversión anual y enlazan un éxito tras otro, desde su róver en Marte —que acertó a la primera— hasta su nueva estación espacial, la primera con motores de iones.

La aceleración de la crisis

El viejo talento —que quedaba de la segunda generación de ingenieros de la época de Korolev— hace tiempo que se jubiló. Como apunta David Axe en The Daily Beast: la antigua ingeniería soviética era rudimentaria, pero funcional, y requería ciertos conocimientos y trucos para hacerla funcionar bien y evitar problemas. Y hay cero innovación: la falta de dinero hace que no llegue nuevo talento.

Y esto nos lleva al gran problema de Roscosmos: su director desde 2018, un tipo que antes profesaba desprecio militante hacia el programa espacial ruso y que responde al nombre de Dimitri Rogozin.

El presidente ruso, Vladímir Putin posa junto a Dimitri Rogozin.
Putin y Rogozin
Putin y Rogozin

Rogozin es unos de los oligarcas que siempre estuvo en la órbita de Vladímir Putin, un fanfarrón al que le gusta presumir de proyectos fantasmas que no pueden ejecutar por lo que apuntaba antes: falta de presupuesto e innovación. Según Douglas Loverro —antiguo jefe del programa espacial tripulado de la NASA—, Roscosmos es una agencia espacial fallida gracias a su director. “Rogozin la ha liado. Hay falta de fondos, falta de un objetivo claro”.

Rogozin prometió una fabulosa estación espacial rusa o su nuevo supuesto transbordador ruso (el antiguo, Burán, fue una mala copia del transbordador americano), pero no tiene ni la capacidad tecnológica ni el dinero para hacerlo. El dinero y la tecnología se los lleva su jefe Putin para construir misiles hipersónicos y armas nucleares para generar tsunamis radioactivos. O, sencillamente, desaparece misteriosamente de las arcas de la agencia, como lo hicieron 400 millones de dólares el año pasado.

Vladímir Putin dando la mano al nuevo jefe de Roscosmos, Yuri Ivanovich Borisov. (Kremlin)
Vladímir Putin dando la mano al nuevo jefe de Roscosmos, Yuri Ivanovich Borisov. (Kremlin)

Lo que sí ha llevado Rogozin a Roscosmos es la misma manera de ejercer un poder dictatorial en la agencia, como su jefe lo hace en el Gobierno. La última ha sido destituir a un respetado y condecorado cosmonauta. La razón: la obligación impuesta a la agencia por Rogozin para filmar una película de serie B en la parte rusa, con una actriz y un director ruso amigo suyo. Una película en la que uno de los productores ejecutivos es —oh, sorpresa— Dimitri Rogozin.

Rogozin fue finalmente destituido por Putin en julio de 2022, reemplazado por Yuri Ivanovich Borisov, un exmilitar con mano de hierro. Pero, a pesar del cambio de liderazgo, los problemas en Roscosmos continúan, como se ha probado con el reciente fracaso de Luna-25. Es una muestra más de la pésima situación actual de la industria espacial rusa que pone de manifiesto la necesidad de una revisión y reforma profunda.


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