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«Los países son ficciones que funcionan mientras nos las creemos» Tuesday, 26 March 2024


Sergio del Molino publica ‘Los alemanes’, novela con que ganó el Premio Alfaguara y en la que investiga asuntos como la familia y la culpa


Antonio Paniagua

Antonio Paniagua

Madrid

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Miércoles, 27 de marzo 2024, 00:09

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Sergio del Molino (Madrid, 1979) se topó hace tiempo con unos papeles de propaganda nazi en una librería de Zaragoza. Eran retazos de discursos de Goebbels y de otros gerifaltes del III Reich. Aquellos panfletos estaban dirigidos a un grupo de alemanes afincados en España que habían partido de Camerún en 1916 y que se habían afincado aquí porque era un país neutral en la I Guerra Mundial. Una parte de ellos echaron raíces en Zaragoza y prosperaron. Esta historia es el origen de ‘Los alemanes’, la nueva novela de Del Molino, con la que escritor ganó el Premio Alfaguara. En el libro se narran las peripecias de la familia Schuster, que se hizo rica gracias a la industria cárnica. Más allá de las vicisitudes de los Schuster, ‘Los alemanes’ es una obra en la que el autor aborda la losa que puede suponer el pasado, al tiempo que indaga en asuntos como la familia, la traición y los remordimientos.

A través de una polifonía de voces y acompañado de referencias musicales alemanas, el prosista descubre el infierno que puede llegar a ser la familia. El episodio del desembarco de un grupo de alemanes en España ya lo había abordado el escritor en el ensayo ‘Soldados en el jardín de la paz’. Esta vez, Sergio del Molino recupera el hecho histórico, muy desconocido incluso en Zaragoza, y alumbra una intriga familiar de aquellos descendientes germanos que eligieron la ciudad aragonesa para vivir.

El autor se pregunta si los hijos heredan la culpa de los padres, y explora el sentimiento de desarraigo. Los personajes crecen en unas familias que se han inventado una patria ficticia, una Alemania que hace mucho tiempo dejó de existir, la Alemania imperial de Bismark. «El pasado no es algo cerrado, sino que cambia y bulle. Aunque lo desconozcamos siempre va a emerger y nos va a condicionar la vida cuando menos lo esperamos», explica el escritor.

«El pasado no es algo cerrado, sino que cambia y bulle. Aunque lo desconozcamos, siempre nos va a condicionar»

Piensa Sergio del Molino que los alemanes han sido valientes a la hora de afrontar su historia y han tenido que ajustar cuentas con su sentimiento de culpa por su exaltación y complicidad con el nazismo. «Cada generación se ha enfrentado al pasado del nazismo con distintas claves y en distintos tonos. Al principio, en el periodo de Adenauer, se intentó hacer borrón y cuenta nueva. Es verdad que Adenauer aducía que si se hacía un cuestionamiento radical del nazismo, se desmantelaba el Estado, porque la judicatura, todas las estructuras del Estado y un buen número de funcionarios eran nazis, de modo que ese desarme supondría una catástrofe. La sociedad alemana ha hecho frente a ese debate con profundidad y vigor».

Al novelista le pillan lejos conceptos como patria y nacionalismo, siempre se ha sentido un desarraigado. Cree que la patria está formada por un puñado de mitos que son fáciles de desmontar por la historia. «Cuando se muere el patriarca de la familia y se abre el testamento enseguida se descubre que casi todo lo que había contado de sí mismo era mentira. Lo mismo pasa con los países: no son más que ficciones que nos vamos contando unos a otros y que funcionan mientras nos las creemos. En el momento en que una parte de la comunidad se cuestiona seriamente esos mitos, estos se derrumban».

«Cuando se muere el patriarca de la familia, enseguida se descubre que lo que había contado de sí mismo era mentira»

Para Del Molino, la patria, el arte, los credos, el fútbol, la música pop y todos aquellos elementos que vertebran la identidad colectiva no son sino sucedáneos de religiones que intentan sublimar el sentido de comunidad. A la postre no buscan otra cosa que trascender la propia individualidad. «No sabemos por qué morimos ni por qué estamos aquí solo una temporada. La idea de que todo esto sea para nada nos resulta insoportable. Por eso nos hemos inventado ficciones que justifican que después de la muerte va a quedar algo de nosotros aquí».

¿Por qué el nazismo es uno de los temas más recurrentes en la literatura y siempre está presente en el debate cultural? «Un matadero industrial de la envergadura de Auschwitz y una operación de exterminio como la de la solución final no se ha vuelto a producir», dice Sergio del Molino, que asegura que toda novela es autobiográfica.

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