El posicionamiento de Torrelavega como un destino turístico, algo totalmente novedoso y que –salvo por alguna mención de cortesía en los vídeos y carteles de la ‘Cantabria Infinita’ que se presenta en el exterior’– históricamente siempre ha pasado de puntillas por la capital del Besaya, se ha convertido en un tema de gran actualidad y de intenso debate político en las últimas semanas. El Pleno municipal de este martes, la última sesión de la legislatura, ha sido un ejemplo claro de ello. El proyecto que ha ideado el equipo de gobierno (PRC-PSOE) para explotar esta faceta inexplorada hasta ahora, ‘#Torrelavega 4.0, hacia el 035’, con un museo del hojaldre de medio millón de euros a la cabeza, genera ilusión en unos, dudas en otros y también un rechazo rotundo entre los que no terminan de imaginarse una Torrelavega dentro del itinerario turístico de la región. Entre esa disparidad de opiniones, la confianza de los socios de coalición y la «falta de participación» que reprochan todos los grupos de la oposición a la hora de elaborar estas iniciativas, la aprobación del convenio entre el Ayuntamiento y el Gobierno de Cantabria para percibir cuatro millones de euros e impulsar con ellos el Plan de Sostenibilidad Turística se ha traducido en una inédita mesa redonda alrededor del futuro de la ciudad en este nicho de mercado.

Ese es un sector que el PRC está volcado en «relanzar» y que, como ha introducido el portavoz y concejal de Economía y Hacienda, Pedro Pérez Noriega (PRC), debería generar «orgullo» y «esperanza» en toda la Corporación. El museo del hojaldre, el circuito de ‘mountain bike’ de 300.000 euros o la movilidad sostenible que proponen los socios despertaría esas emociones si no fuera porque, como ha revelado el portavoz del PP, Miguel Ángel Vargas, la oposición topa con todas esas propuestas prácticamente de nuevas. «Se nos ha negado la oportunidad de participar», ha lamentado, antes de justificar su voto afirmativo en los cuatro millones que recibirán las arcas locales. Sus colegas en la oposición han aplicado el mismo criterio: Torrelavega Sí, para dar su apoyo; y la Asamblea Ciudadana Por Torrelavega (ACPT) y Ciudadanos (Cs), para suavizar su desacuerdo a través de la abstención.

Esa aritmética de 22 votos a favor por tres abstenciones no le hace justicia a la intensidad de la sesión, la última de Iván Martínez al frente de una ACPT que no se presentará a las elecciones del 28 de mayo: «Lo que vemos no nos gusta nada. No vemos Torrelavega como una ciudad turística. Os habéis empeñado», le dijo el portavoz, partidario de enfocar la ciudad no a «museos del hojaldre de 500.000 euros» sino al «patrimonio industrial».

Martínez no es el único que mostró su desacuerdo. Julio Ricciardiello (Cs) coincide. «Nosotros queremos gastarlo en la historia y la entidad de la ciudad. Industria, minería, ganadería... Bienvenido el dinero, pero esto que nos presentan ni está justifica ni es algo en lo que hayamos podido participar», reprochó el centrista. A ese tirón de orejas, Blanca Rosa Gómez Morante (Torrelavega Sí) ha sumado un aviso a navegantes en relación a los plazos que exige la subvención –los planes financiados con ese dinero deberán estar ejecutados antes del final del segundo trimestre de 2026: «Parece que hay mucho tiempo y no lo hay. Confío en que podamos trabajar en contenidos más amplios».

También confía José Manuel Cruz Viadero (PSOE), convencido del cumplimiento de esos plazos –aunque el no estará en la siguiente Corporación para comprobarlo porque deja la política– y, sobre todo, en el consenso que inspiran las aspiraciones del equipo de gobierno para fijar a Torrelavega dentro de los mapas turísticos: «La mayoría podemos estar de acuerdo en casi todo». El exalcalde se refiere a la mejora de infraestructura verde o la puesta en valor del patrimonio de la ciudad que también están contemplados en el plan. Por haber –y esto también sorprendió a sus homólogos–, en el Plan de Sostenibilidad Turística también está contemplada la financiación para reparar el argayo de La Montaña, en la subida al Dobra.

Planes concretos al margen, la lluvia de estos cuatro millones de euros –fondos europeos canalizados a través de la Consejería de Turismo– se están traduciendo en una reflexión del gobierno alrededor de las virtudes de Torrelavega, toda una serie de características hasta ahora olvidadas y que, como ha reconocido el propio Pérez Noriega, pueden llegar a «sorprender» a muchos de vecinos de dentro y de fuera.