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Cuatro pueblos de Cantabria entre los más bonitos de España, según National Geographic Saturday, 30 March 2024


La popular publicación ha elaborado el listado con las cien localidades españolas que merece la pena visitar y cuatro de ellas son cántabras. Santillana del Mar abre la clasificación y Liérganes, Bárcena Mayor y Comillas también se cuelan entre las coordenadas rurales imprescindibles


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Santander

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Sábado, 30 de marzo 2024, 07:31

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La Semana Santa está al caer y National Geographic ha difundido su prestigioso listado de los 100 pueblos más bonitos de España. Estas fechas vacacionales son una estupenda oportunidad de disfrutar de una escapada o de unos días de desconexión y conocer algunos de los lugares más sorprendentes del país, algunos de ellos son secretos muy bien guardados y otros, conocidos destinos turísticos que siempre dejan un buen sabor de boca.

En este ranking, realizado bajo los criterios editoriales de los diferentes miembros de la publicación, el municipio de Santillana del Mar ocupa el puesto 1 del listado en el que destacan otras tres localidades cántabras: Liérganes (19), Bárcena Mayor (42) y Comillas (45). A continuación os contamos qué dice National Geographic de las cuatro villas cántabras que son más que un reclamo turísitico para estos días de Semana Santa.

  1. 1

    Santillana del Mar

Un monasterio fundado el año 870 se convirtió en el siglo XII en la Colegiata de Santa Juliana, alrededor de la cual creció la hermosa localidad de Santillana del Mar, situada 31 kilómetros al este de Santander y designada como una de las más bellas de España. El pueblo preserva el trazado y la fisonomía medievales, con vías empedradas flanqueadas por casonas blasonadas y algún palacio barroco. Estos edificios se alinean principalmente en las calles de La Carrera, Cantón y del Río, por las que se llega a la Colegiata, Monumento Histórico-Artístico desde 1889.

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Los siglos han pasado pero el corazón de Santillana del Mar sigue siendo la plaza presidida por su iglesia románica. El pueblo conserva ejemplos de la arquitectura medieval y montañesa, como casas con vigas y balcones de madera atestados de geranios, y también edificios de épocas posteriores, como palacetes con escudos y torres barrocas. La mayoría de estos últimos surgieron los siglos XVI y XVII, cuando muchos cántabros que habían emigrado a América en busca de fortuna los construyeron al regresar a su tierra natal.

  1. 19

    Liérganes

Este municipio de poco más de 2000 habitantes conserva un centro histórico bellísimo, declarado Conjunto de Interés Histórico-Artístico nacional en 1978, de esos en los que es agradable deambular tranquilamente. La riqueza monumental de su patrimonio se debe en gran parte a que Liérganes fue un importante centro industrial que se desarrolló alrededor de la Real Fábrica de Artillería desde el siglo XVII. La fábrica se nutría del combustible aportado por los bosques de la zona y de la energía del río.

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Fruto de aquel auge económico, hoy en El Mercadillo, que coincide con la parte más antigua, se puede disfrutar de un conjunto patrimonial de lo más interesante. Entre las joyas, se encuentra el Palacio de Cuesta-Mercadillo, el Palacio de Rañada, la iglesia de San Sebastián, la iglesia de San Pedro ad Vincula, las casas de los Setién y los Cañones o las capillas del Humilladero y el Carmen. De todas formas, el edificio que atrae más visitantes hoy es el emblemático balneario. Rodeado de una magnífica finca, es la estación termal más antigua de Cantabria. Aunque presume de estar activo desde 1717, fue en los siglos XIX y XX cuando disfrutó de su mayor desarrollo e incluso el rey Alfonso XIII vino a darse sus baños aquí.

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    Bárcena Mayor

Ubicado en el corazón del Parque Natural Saja-Besaya, el pueblo de Bárcena Mayor presume de ser uno de los caseríos más antiguos de Cantabria y de España. En el mapa apenas es un rectángulo de casas apiñadas en el municipio de Los Tojos. Construcciones de sillería, con sus tejados rojos y sus mamposterías típicas dan la bienvenida. Sencillez montañesa, pero de tanta perfección y esmero que le valió la declaración como Conjunto Histórico-Artístico en 1979.

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Sus calles empedradas, los artesanos que trabajan el mimbre y la madera, las casonas solariegas con balcones con geranios y soportales donde aún se guarda la leña para el invierno, la sonoridad del río Argoza acompañando el paseo, el lavadero que parece salir de otro tiempo ya pasado y un entorno natural de gran belleza son méritos más que suficientes para dedicarle a Bárcena Mayor una jornada completa. No hay que dejar de entrar en la iglesia de Santa María, donde aguarda un tesoro en forma de bello retablo barroco. Y, por supuesto, no es menor la fama de su gastronomía, con un buen cocido montañés como estrella rutilante en toda mesa.

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    Comillas

La hermosa Comillas es el resultado del sueño cumplido de algunos indianos que, al regresar de América con fortuna, se dedicaron a embellecer su lugar de origen. Uno de los artífices de su embellecimiento fue el indiano Antonio López del Piélago. Entre sus encargos se hallaba el Seminario de Comillas (1881), que llegó a ser Universidad Pontificia. En este edificio magnífico, que despunta sobre la colina que preside el pueblo, arquitectos de moda por entonces como Joan Martorell y Lluís Domènech mezclaron estilos de todas las épocas.

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Pero si por algo es conocida Comillas es por El Capricho de Antoni Gaudí. En 1883, Máximo Díaz de Quijano, otro indiano enriquecido, encargó al arquitecto catalán una villa de veraneo. El resultado fue este famoso edificio con torres de minaretes. Además de la visita a estos edificios, Comillas bien vale un paseo por sus calles empedradas, por ejemplo hacia la Plaza el Corro de Campíos o hacia la de los Tres Caños, rodeadas de casas solariegas y mesones, o hasta su propia playa, de arena fina y dorada.

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