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Esta es la comedia de asesinatos que será el bombazo de la próxima temporada Friday, 04 August 2023


Charlie (Natasha Lyonne) trabaja de camarera en un casino de mala muerte en Laughlin, Nevada, una versión cutre y pobretona de Las Vegas. Voz gastada por fumar como una coracha y empaparse bien en cerveza y una actitud de estar de vuelta de todo que la convierten en un animal más de la fauna decadente y colorida de los casinos de tercera. Pero no, Charlie no es una más. Este casino es la etapa final de un periplo siempre ganador por muchas de las mesas de juego de todo Estados Unidos. Porque Charlie tiene un don, un superpoder, una virtud natural que es la de saber a ciencia cierta si una persona miente.

Una habilidad que la ha convertido en una paria del mundo del póker, pero también en una especie de Jessica Fletcher de la América redneck. Si el detective Colombo vistiese corsé y peinase una melena cobriza y asalvajada, destilaríamos algo muy parecido al personaje que Natasha Lyonne (Russian Doll, Orange is The New Black) construye en Poker Face, la última serie de Rian Johnson (Looper, Star Wars: el último jedi, Puñales por la espalda), la última sensación de la televisión estadounidense que llegará a España en septiembre a través de SkyShowtime. No confundir, por favor, con la Poker Face que pergeñó Russel Crowe el año pasado.

Poker Face es el vástago ilegítimo de Se ha escrito un crimen y Me llamo Earl. Rian Johnson utiliza la excusa de la resolución de asesinatos para viajar por el Estados Unidos rural que pocas veces se ve en pantalla. Y lo hace en clave de comedia negra, a veces hasta disparatada, la fórmula que convirtió a Puñales por la espalda en una saga no solo exitosa en taquilla, sino ganadora del favor de la crítica. Natasha Lyonne vuelve a componer un personaje carismático e iconoclasta, una heroína a la contra —pobre, desarreglada, escéptica— con una visión muy particular del mundo moderno. "Es más fácil vivir siendo rico que siendo pobre, pero sigue siendo más difícil que ir tirando", propugna Charlie. En palabras propias de la actriz, su Charlie es un cóctel de algunos de sus cómicos favoritos: Bill Murray, Jeff Bridges, Gene Hackman y Peter Falk.

La primera temporada de Poker Face se estrenó en Estados Unidos en enero en la plataforma Peacock, 10 capítulos de algo más de una hora, y desde entonces ha conseguido cuatro nominaciones a los Emmy —entre ellos uno en categoría de mejor actriz principal en comedia para Lyonne—. Johnson le ha tomado muy bien la medida a un tipo de comedia afilada, autoconsciente, en la que juega con las convenciones y apriorismos para dejar que el espectador se adelante y, más tarde, darle la vuelta a lo adelantado. Genial es también el uso del tiempo en el relato. En cada capítulo, Johnson comienza a contar la historia por la mitad, justo en el momento en el que sucede un crimen, con personajes totalmente descontextualizados, a los que presenta poco a poco y que aparentemente no tienen conexión alguna con Charlie, para, una vez muerta la víctima, saltar atrás en el tiempo y cambiar al punto de vista de la protagonista.

Adrian Brody en su papel en ‘Poker Face’. (SkyShowtime)
Adrian Brody en su papel en ‘Poker Face’. (SkyShowtime)

Cada capítulo tiene lugar en un punto diferente de la geografía estadounidense, lo que permite que los secundarios y el paisaje vaya cambiando, aportando nuevas intrahistorias y matices. ¿Por qué? Porque al mismo tiempo que cada capítulo es autoconclusivo, existe una trama central que hila todos ellos: Charlie huye de un grupo de mafiosos que quieren acabar con ella por haber descubierto una implicación en un delito. Eso la obliga a moverse continuamente con su Plymouth Barracuda del 69 a punto de caerse en pedazos, a no usar tarjetas de crédito y a pasar desapercibida. Pero Charlie no lo puede evitar: le gusta la gente, le gusta conocer sus historias y le gusta ayudar a alguien en apuros. Así que se ve envuelta en un tira y afloja permanente entre la supervivencia y la justicia.

En el primer episodio, Dead Man’s Hand (La mano del hombre muerto), Charlie entra a trabajar como cada día al casino. Una de sus mejores amigas, Nat (Dascha Polanco, Orange Is The New Black), que sufre malos tratos por parte de su novio, descubre por accidente la relación de uno de los jugadores más importantes del casino (el Moby Dick de las ballenas blancas, es decir, de los que más gastan en la mesa de juego), lo que provocará que la protagonista se enfrente a su primer caso de asesinato. Al mismo tiempo, su jefe, interpretado por un Adrien Brody perfectamente cobista y serpentino, acude a Charlie para que con su don desactive una partida privada a espaldas del casino y desplume a la gran ballena blanca.

Natasha Lyonne y Benjamin Pratt, en otro momento de ‘Poker Face’. (SkyShowtime)
Natasha Lyonne y Benjamin Pratt, en otro momento de ‘Poker Face’. (SkyShowtime)

En su road trip criminalesco, Charlie se encuentra con personajes estrambóticos de distinto pelaje. Muchos de ellos tienen caras de lo más reconocible: Benjamin Bratt, Chloë Sevigny, Joseph Gordon-Levitt, Ron Perlman o Nick Nolte se cruzan con esta tipa de gorra calada, palillo en los dientes y gafas con cristales teñidos de amarillo. Rian Johnson ha conseguido amalgamar el retrato sociocultural de la América profunda de, por ejemplo, los hermanos Coen, con esos carácteres alienados por unos lugares en los que nunca ocurre nada extraordinario (hasta que ocurre), y un ritmo visual rápido, lleno de gags (zooms, paneos, cortes, cambios de punto de vista) que invitan al público a participar en la investigación.

Nadie ha espetado un "Bullshit!" ("y una mierda") como Natasha Lyonne con otro personaje que se presiente icónico, una tipa normal, tirando a desastre, con un poder que no se aprecia a primera vista, que no es llamativo, un superpoder humilde, un superpoder basado en la observación y la escucha, en no ponerse a uno mismo en el centro, basado en lo contrario del narcisismo, un superpoder que solo se puede desarrollar a raíz de una concepción humanista del otro, poco a poco, sin grandes aspavientos, sin sufrir la picadura de un insecto radiactivo y sin provenir de un planeta lejano. Una superheroína de la empatía.

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