Así lo ha expuesto el regidor tras el ruego del portavoz del grupo popular, Carlos Montes, quien criticaba en el último Pleno celebrado en el municipio que en la ordenanza actual «hay conceptos caducos, trasnochados» y no está establecido el protocolo de medición del ruido.

Tras mostrar su disposición para modificar la ordenanza, Ruiz Moya ha reconocido que el proceso no será «ni fácil ni rápido» y ha indicado que «habrá que encargarlo externamente», dado que «los técnicos de la casa no son especialistas en este ámbito».

Sobre la previsión del largo proceso que supondrá introducir cambios en este documento, el alcalde indica que «estas ordenanzas están sujetas a medidas correctoras, que no son sencillas». En concreto, se deben contemplar «elementos constructivos para que el hermetismo sea total en cuanto a la urbanización». En contraposición con lo que ocurría hace tres décadas, cuando se aprobó la ordenanza originaria. «Hace treinta años abrías un local y con un tabique solo valía; pero ahora el sistema de acristalamiento tiene que ser hermético», apunta como ejemplo el regidor. Una vez aprobados estos cambios, atañerán a quienes abran nuevos negocios, ya que los que están funcionando con normalidad actualmente no tendrán que hacerlo. En definitiva, los locales que tengan licencia y con los que no haya ningún problema «no tendrán que hacer nada», apunta Ruiz Moya.

En relación con el asunto, el portavoz regionalista, Sergio Casanova, destaca que se trata de una reclamación «casi histórica del municipio». También opina que el problema «no es tanto la normativa de ruidos como hacerla cumplir», ya que existen ciertas normas ajenas al Ayuntamiento que ya regulan estos aspectos. «Si vas a abrir un bar tienes que adaptarlo a las exigencias del Código Técnico, que te aseguran unos niveles de aislamiento acordes con la época actual y minimizan ese ruido».

Por lo tanto, considera el concejal que «si cumples la normativa existente, poco se debe decir». De esta manera vira el debate hacia la necesidad de controlar que se cumplan las normas. «No hay que esperar a recibir una denuncia», dice. «Pierdes el tiempo y el dinero en regular creando una normativa si luego no lo controlas como tenemos la certeza de que ocurre en Suances», afirma.

Así, recuerda que su grupo ha solicitado en diferentes plenos que se controle el cumplimiento de la ordenanza de limpieza de playas «y la respuesta ha sido que no había medios». Entonces, se pregunta, «¿para qué haces una ordenanza?». La problemática generada por los ruidos se acrecienta durante la época estival, cuando chocan, de un lado, la fiesta en los locales y en las calles y, de otro, la búsqueda del descanso nocturno.