En ‘Nerea, Martina y el latido de las mariposas’ (editorial Cuatro Hojas) se relata cómo dos niñas con sus nombres se transformaron en mariposas. En formato ilustrado pensado para un público infantil, de los que se leen de noche con los hijos antes de dormir, el cuento empieza como aquellos de fantasiosas hadas: «Érase una vez unas preciosas niñas llamadas Nerea y Martina, que vivían en una ciudad tranquila y bonita (…) Su mamá les enseñaba a ser respetuosas y educadas con las demás personas. Estaba muy orgullosa de ellas».

Con esa extrañeza que deja el vacío de un hijo desaparecido, Itziar Prats se levanta para alzar la voz. Las palabra guían a través de una vida plácida de colegio y parques. La que disfruta la mayoría de los que estudian infantil y segundo de primaria, como ellas, sin más trascendencia que pasar los días todo lo contentas que sea posible. «Vivían con alegría», se lee en una de las hojas.

El acto alevoso de dañar a la madre a través de sus hijas se trata con cuidado, y en apenas unas líneas se habla de la partida. «Pero una persona muy cercana a ellos tenía una doble cara (…) Escondía odio, envidia y rencor (…) Un día esa persona decidió que no volveríamos a ver a Nerea y Martina nunca más. Las niñas quedaron sumergidas en un profundo sueño», escribe el equipo responsable de esta edición, entre ellas la misma Prats, Isabel Gallardo, profesoras de las niñas y la ilustradora Mariví García Gallego, que elige tonos purpúreos para representar a las mariposas en que se convertirán las dos niñas, que «despertaron en un lugar precioso, transformadas en unas lindas mariposas de color violeta».

Con resolución, la mayor enseña a la menor cuál es su misión: luchas contra la injusticias. «Cuando algo malo pasa, nos hace más valientes y mejores personas», le dice. En esta alegoría, ellas se encuentran con una araña, una hormiga, una mariquita un escarabajo y otros insectos. La intención es mostrar valores como la colaboración, empatía o tolerancia.

Si una de las intenciones de un padre asesino es borrar toda huella de lo que una vez existió, fracasó en esta ocasión. Nerea y Martina prosiguen con nosotros, de la mano de su madre, en un libro del que otros niños de su edad podrán aprender..